Nuevo número de ECCLESIA, el 4.056. Y esta semana nuestra publicación recoge diferentes informaciones. Desde la inmigración, los seminarios, la educación, la Religión, las noticias diocesanas… El subsecretario de la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para la Promoción del Servicio Humano Integral, padre Fabio Baggio, dijo esta mañana en un foro sobre Movilidad Humana que hay que preparar a la comunidad cristiana para que esté dispuesta a la acogida y a la integración. A veces, dijo, «no tenemos encuentros para no tener desencuentros», y esto es la negación de lo que está pidiendo el Papa Francisco en su llamamiento a una «cultura del encuentro».
Visualiza aquí el número 4.056
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Además, en este número encontrarás:
- Sara de la Torre profundiza en el Repor sobre el Día del Seminario: ¿Te imaginas la pandemia sin sacerdotes? Además, entrevista el presidente de la Comisión Episcopal para el Clero y los Seminarios, el arzobispo Joan Enric Vives
- Opinión de Jesús Vidal Chamorro, presidente de la Subcomisión Episcopal de Seminarios y obispo auxiliar de Madrid: Pastores misioneros
- Opinión de Fernando Chica Arellano: Cultivar intensamente la esperanza
- Opinión de José Ignacio Rivarés ante la muerte de Maradona: Dioses de barro
- Teresa Ruiz entrevista al chef Pepe Rodríguez: «Puedes tenerlo todo, pero si no has experimentado la entrega a los demás no eres nadie»
- Documentación
- Crónica vaticana, por Ángeles Conde
- Elecciones en Venezuela. Este no es el camino
Deshacer los nudos para que la sociedad tome conciencia y solucione la situación, ya insostenible, de los migrantes que llegan a nuestras costas en extrema vulnerabilidad. Necesitamos una solución ¡ya! Vivimos un tanto enmarañados, como los nudos de nuestra #PortadaEcclesia. Urge ponerse «manos a la obra» para que nadie se sienta marginado o despreciado, sino que todos experimenten la acogida, la atención y el respeto que como personas humanas se merecen. Necesitamos respuestas para quienes huyen de crisis humanitarias y se ven envueltos en mafias, con embarcaciones que naufragan. No podemos seguir anestesiados ante el dolor ajeno. La globalización de la indiferencia nos ha quitado la capacidad de mirar uno a uno a esos hombres, mujeres y niños que llegan a las costas, así como hacer propios sus sufrimientos. Es imprescindible una decisión global que afecte a todos los territorios. Esta crisis tan compleja pasa por regular las migraciones y por asegurar el primer derecho de un emigrante, permanecer o regresar a su casa de manera voluntaria.
