Ébola: Miguel Pajares y Manuel García Viejo podrían ser beatificados
Los religiosos españoles Miguel Pajares y Manuel García Viejo, así como el resto de hermanos y colaboradores de San Juan de Dios, muertos en Liberia y Monrovia atendiendo a los enfermos de ébola ,podrían ser beatificados, en virtud de la nueva normativa promulgada por el Papa Francisco. Así lo indica su superior general, Jesús Etayo, en una entrevista con Zenit.
En la misma, el religioso recuerda cómo en Liberia fallecieron tres hermanos de la orden, además de una religiosa de las Misioneras de la Inmaculada y otros cinco colaboradores. En Lunsa, por su parte, fallecieron un hermano y ocho colaboradores. “En total 18 personas las que sabían que se estaban exponiendo a la muerte“.
“El primer hermano conocía que se podía enfermar pero por así decir le pilló más desprevenido. Los otros en cambio eran más conscientes del peligro de contagio y antes de morir supieron que estaban con ébola”, recalcó Etayo, quien apuntó que, más allá de su posible beatificación, en la orden “los hemos puesto como ejemplo”.
“Siempre los llamé ‘samaritanos de la hospitalidad’ o ‘profetas de la hospitalidad’, porque más allá de la posibilidad de un proceso de beatificación, fueron para nosotros un testimonio muy fuerte”.
“Al principio como no estaba dentro de los casos, no lo habíamos pensado nada sobre una beatificación”, confesó, aunque sí pidió que “recojan al menos lo que ha sucedido, que se escriba sobre sus personas y sus vidas, para que sirvan de testimonio, algo estamos haciendo”.
“Ahora con este decreto, hablando con el postulador, me decía que ellos tienen previsto un encuentro en la Congregación de la causa de los santos para entender mejor, entonces sabremos si es posible, o cómo se haría”.
“Muchos se podrían haber ido de estos países, en particular los que eran europeos, y los otros a algún lugar donde no había ébola. Pero todos ellos decidieron quedarse con la gente”, recordó el superior de San Juan de Dios.
Señala que cuando se contagiaron “tuvimos que cerrar los hospitales” porque eran peligroso como foco de infección. Sin que por ello cesaran en su labor, como “los hermanos de Sierra Leona que iban a las casas a llevar comida a la gente que estaba en cuarentena.
“No se trataba solamente de un discurso bonito -asegura Etayo- porque es una vocación radical en el sentido de la misión, en particular para nosotros que tenemos un cuarto voto de hospitalidad, de respetar incluso con peligro de la propia vida. Es una manera de testificar que la vida religiosa es un proyecto serio que a veces conlleva a la muerte”.

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