A lo largo del día de hoy ha tenido lugar de forma telemática una jornada de formación a propósito del discernimiento comunitario, organizada por la comisión de Laicos, Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española.
Con un pico de visitas que superaba las 3.600 personas conectadas, congregando a movimientos, parroquias, delegados de apostolado seglar y laicos comprometidos con la misión del Pueblo de Dios en Salida, José García de Castro SJ, profesor en la Universidad Pontifica de Comillas, ha dedicado su ponencia a abordar uno de los puntos claves que, junto a la sinodalidad, el anuncio de la Buena Nueva, el acompañamiento, la formación y la presencia en la vida pública, marcaron los itinerarios del Congreso de Laicos de 2020.
Bajo el título Un camino para escuchar a Dios en la historia, García de Castro ha comenzado su intervención partiendo del significado del discernimiento: «Hablamos de un camino que nos lleva a la mística de la acción, que nos permite saber que lo que hacemos es lo que Dios quiere que hagamos».
A su juicio, discernir implica afinar la sensibilidad, estar familiarizado con el lenguaje de la interioridad –las moniciones–, y ser capaz de saber compartir, comunicar y evaluar de forma conjunta lo que el Espíritu va indicando.
«Dios es el interlocutor competente del ser humano. La mayor verdad que podemos comunicar es su actuación en la vida de cada uno de nosotros»
Para el profesor de Comillas, el fundamento del discernimiento radica «en la convicción de que Dios está actuando en la historia del mundo», que tiene algo que ver con nosotros, con nuestra biografía personal.
Para poder estar en comunión con lo que Dios quiere para su pueblo, es importante tener una disposiciones previas que ayuden a orientar el camino a seguir. En este punto, García de Castro ha reiterado el papel fundamental del silencio y la oración. En primer lugar, «para poder escuchar a Dios, a los demás, a la realidad y sus circunstancias». Y en segundo lugar, «para interpretar lo escuchado a la luz y la Palabra del Espíritu Santo».
Generosidad, verdad y confianza en Dios, son vías para abrirnos, en el discernimiento comunitario, al bien mayor y universal, que se distingue precisamente del discernimiento personal por requerir del otro.
«Es un momento de gracia, de emprender nuevos caminos»
La clausura de esta jornada ha correspondido a Carlos Escribano, arzobispo de Zaragoza y presidente de la comisión episcopal de Laicos, Familia y Vida de la CEE.
Tras agradecer a todos los asistentes, al ponente, a los organizadores y al soporte técnico que ha hecho posible este encuentro, Escribano ha considerado que tanto «la Iglesia universal como la española estamos frente al gran reto de adentrarnos en el discernimiento, un camino que tenemos que transitar y del que tenemos que aprender».
El presidente de esta comisión, ha reconocido que estamos ante una realidad eclesial distinta, que ha cambiado. «A veces intentamos hacer las cosas y no salen como esperábamos. Pero el Espíritu antecede. Hay que escucharle, coger su propuesta en el corazón, y salir al encuentro de nuestros hermanos para anunciarles la buena noticia de la presencia de Cristo».
Por último, Escribano se ha querido despedir diciendo que «este tipo de jornadas nos ayudan a acoger lo que hemos visto y aprendido, compartirlo con la gente con la que estamos haciendo el recorrido en nuestra acción pastoral y ponernos a trabajar. La Evangelización nos urge. ¡Adelante!».
