1.- No prácticas ni seguirás deportes en los que se dé y se prime una progresiva pérdida del sentido del juego.
2.- Estarás alerta ante actividades y acontecimientos deportivos, dominados y sometidos a un mercantilismo exacerbado.
3.- Evitarás en el deporte la competitividad agresiva y la visión del otro deportista como un enemigo a batir sin reparar en medios.
4.- Te alejarás de manifestaciones deportivas o pseudodeportivas en las que se ejercite, de un modo u otro, la violencia contra las personas y las cosas.
5.- Cuidarás en el deporte el medio ambiente, la naturaleza y los dones de la creación, que nunca pueden degradados o mal utilizados.
6.- Rechazarás, en aras a la victoria deportiva, la ofensa cultural o el insulto a otros pueblos y personas y actitudes prepotentes o de corte racista.
7.- No adorarás ni servirás incondicionalmente a los nuevos dioses del olimpo deportivo y de su marketing mediático y económico.
8.- Aceptarás los resultados deportivos y alejarás de ti y de los tuyos los comportamientos irracionales al respecto como un enloquecido “forofismo”, una exacerbada pasión o la euforia o el desánimo desmedidos.
9.- Dirás siempre “no”, en tu vida, práctica y aficiones deportivas, al uso de sustancias químicas “dopantes” y la compra y venta de los resultados deportivos, aunque sea en perjuicio de tus intereses y de tus “colores”.
10.- Evitarás vivir en una nueva alienación como consecuencia de una excesiva “divinización” del deporte, de los deportistas y de su entorno.
Jesús de las Heras Muela – Director de Ecclesia y Ecclesia Digital
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