La Conferencia de Obispos Católicos de Cuba ha pedido este 11 de noviembre al Gobierno del presidente Díaz-Canel que tenga «un gesto de indulgencia» con los detenidos en las protestas del pasado verano, e implemente, además, «los cambios necesarios» para que la nación incluya a todos sus ciudadanos. Lo hace en un mensaje en el que Iglesia expresa su preocupación por «el clima de tensión y confrontación» creciente que hay en el país. El nerviosismo del régimen se debe a las protestas convocadas para este lunes 15 de noviembre en La Habana y en otras seis provincias. El gobierno las ha declarado ilegales y amenaza con reprimir a quienes participen en ellas.
Las marchas han sido convocadas por la plataforma de acción solidaria Archipiélago. Ante el temor de que se desate la violencia, el líder y rostro visible de esta plataforma, el dramaturgo Yúnior García Aguilera, ha pedido a la gente que busque métodos originales de protesta, y ha anunciado que este domingo, día 14, él desfilará por la Avenida 23 de La Habana, solo, en silencio y portando una rosa blanca, «en nombre de todos los ciudadanos a los que el régimen» priva de este derecho.
Preocupación por la situación actual
El mensaje de los obispos cubanos no oculta la preocupación por la situación e insta al Gobierno a dar pasos concretos para hacer realidad «un proyecto de nación que involucre y motive a todos; que tenga en cuenta las diferencias, sin exclusiones ni marginaciones».
La Iglesia reconoce el derecho a la protesta pacífica de los opositores. «(…) Todo cubano debería poder expresar y compartir libremente y con respeto, sus opiniones personales, su pensamiento o sus convicciones, incluso cuando disienta de la mayoría», dice el comunicado. «Pensamos —añaden— que hace falta implementar mecanismos donde, sin temor a intimidación y represalias, toda persona pueda ser escuchada y se encaucen las insatisfacciones ante las duras realidades cotidianas que agobian a tantos, especialmente a los más empobrecidos y vulnerables».
Los obispos consideran «imprescindible» la implementación de «los cambios necesarios, tan largamente deseados, que favorezcan una vida digna y feliz para todos los hijos, aquí, en esta tierra nuestra». «¡Cuánto agradecerían tantas familias cubanas y la misma Iglesia, y cuánto disminuiría la tensión social, si hubiese un gesto de indulgencia para los que aún permanecen detenidos por los acontecimientos del pasado verano!», se atreven a pedir.
Por último, y antes de encomendar la nación a su patrona, la Virgen de la Caridad del Cobre, llaman a no escatimar esfuerzos para poder establecer «un diálogo armónico y civilizado» que permita poner fin a los actuales «nubarrones de odio y de enemistad».
El episcopado ya llamó a la «escucha mutua» a raíz de las protestas del pasado 11 de julio.
