Cuatro nuevas parroquias en Terrassa: carta del obispo Saiz Meneses
El próximo sábado, 15 de junio, se cumple el noveno aniversario de la creación de nuestra diócesis de Terrassa. En coincidencia con este día constituiremos cuatro nuevas parroquias.
Son cuatro nuevas comunidades cristianas que así alcanzan una madurez en la realización de su misión: la de la Mare de Déu del Roser, de Cerdanyola del Vallès; la de San Juan Bautista, de Mirasol, en el término municipal de Sant Cugat del Vallès; la de la Mare de Déu de les Arenes, ubicada en un barrio de la ciudad de Terrassa, y la de de San Francisco de Asís, en el barrio de Bellavista de Les Franqueses del Vallès.
Estas nuevas parroquias no parten de cero. Se hallan en barrios relativamente nuevos con una población creciente en los que surgieron, hace años, algunas obras cristianas y se construyeron iglesias. Deseo agradecer su trabajo a quienes comenzaron a “construir” en esos lugares, en el sentido material, y sobre todo, en el sentido pastoral y espiritual. Demos gracias a Dios por poder recoger los frutos de sus desvelos en este Año de la Fe que estamos celebrando. He de indicar, también, que las cuatro comunidades han solicitado ser constituidas como parroquias. Por parte del obispado hemos atendido esta petición, y se ha consultado a los organismos pertinentes.
La parroquia es una comunidad de fieles dentro de la Iglesia particular que el obispo encomienda a un rector. Dicha comunidad se reúne en torno a la Palabra de Dios y la Eucaristía y los otros sacramentos, y vive en comunión, compartiendo sus bienes, y se proyecta ayudando a los necesitados. En la parroquia se enseña también la doctrina cristiana y se transmite la fe. La parroquia es una comunidad de comunidades y debe propiciar la unidad de todas las diversidades que se encuentran en ella y que por ella quedan insertadas en la Iglesia universal. Por otra parte, es una comunidad que ha de vivir en conversión continua.
Aunque para algunos la parroquia como tal es una estructura superada, no podemos olvidar que viene a ser como la última localización de la Iglesia, su expresión más visible e inmediata, su rostro más próximo. La parroquia no es el edificio, el territorio o la estructura, sino la construcción de piedras vivas, la comunidad formada por las personas que la integran. Por eso más que nunca es preciso que redescubramos la parroquia como comunidad cristiana local, en la cual está presente y operante el misterio de Cristo y de la Iglesia.
Vivimos en un mundo que está en cambio continuo. Pero a pesar de los cambios profundos que han experimentado nuestros pueblos y ciudades, a pesar de las dificultades que padecemos para la acción pastoral, nuestras parroquias continúan siendo una referencia importante para el pueblo cristiano, y también para los no creyentes. A ellas se acercan los inmigrantes buscando ayuda, seguros de que serán bien recibidos. A ellas siguen acudiendo los fieles bautizados con más o menos perseverancia, pero encontrando siempre las puertas abiertas.
Por eso, podemos decir que nuestras parroquias tienen presente y futuro y que están llamadas a ser fermento evangelizador y a mantener su importante papel de integración social como una gran familia, como una casa abierta a todo el mundo, como una fuente en medio de la plaza, en feliz expresión del papa Juan XXIII, que ayuda a todos a calmar la sed de paz, de amor y de trascendencia.
+ Josep Àngel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa

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