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Crónica Vaticana: Los verdaderos héroes se dan a sí mismos, por Ángeles Conde

Costaba imaginárselo hasta que hemos tenido la oportunidad de verlo con nuestros propios ojos. Pero fue así, y la Semana Santa comenzó en el Vaticano con una discreta pero solemne ceremonia de Domingo de Ramos en la basílica de San Pedro vacía de fieles. Tan solo acompañaron al Papa en esta ceremonia algunos sacerdotes y colaboradores. Por supuesto, no hubo bendición de las palmas en la plaza de San Pedro. El Santo Padre bendijo unos ramos dentro del templo y la procesión fue breve. Ni rastro de la procesión que recorría la plaza y en la que participaban jóvenes de todo el mundo portando las palmas. La prioridad es preservar la vida y la salud de las personas para cortar la cadena de contagio y arrinconar la pandemia del coronavirus. Las celebraciones de Semana Santa en el Vaticano se han adaptado a este propósito. La vida es el bien primordial.

Por eso, la Santa Sede, tal y como ha decretado el gobierno italiano, mantendrá las medidas de confinamiento hasta el 13 de abril al igual que el país transalpino.

Para esta ceremonia, el Santo Padre quiso que de nuevo lo acompañaran dos símbolos muy importantes para la ciudad de Roma: el icono de la patrona, la Salus Populi Romani, y el crucifijo milagroso de la iglesia de San Marcello al Corso sacado en procesión durante la epidemia de peste en 1522. Son las dos imágenes que lo acompañaron durante la Bendición Urbi et Orbi que impartió sobre la Humanidad el pasado 27 de marzo durante la oración para implorar a Dios el fin de la pandemia.

En la homilía el Papa Francisco reflexionó sobre el amor gratuito del Señor: «Dios nos salvó sirviéndonos», «es Él quien nos sirvió gratuitamente porque nos amó primero”. El Santo Padre explicó que Dios nos sirvió dando su vida por nosotros, «dejando que nuestro mal se ensañase con Él». «El Señor nos sirvió hasta el punto de experimentar las situaciones más dolorosas de quien ama: la traición y el abandono», resumió el Santo Padre que, para hacer comprender la dimensión de estas palabras, invitó a que cada uno pensara en las traiciones sufridas en la vida, experiencias que nos hacen sentir «que la vida ya no tuviera sentido». Animó a cada uno a reconocer las traiciones que cometemos contra Dios y contra los hermanos para indicar que Jesús «nos curó cargando sobre sí nuestra infidelidad, borrando nuestra traición». Para ello, hemos de «levantar la mirada hacia el Crucificado». Jesús también sufrió el abandono y la soledad por nosotros, «para que cuando nos sintamos entre la espada y la pared, cuando nos encontremos en un callejón sin salida, sin luz y sin escapatoria, cuando parezca que ni siquiera Dios responde, recordemos que no estamos solos». Hasta ese extremo fue Jesús capaz de servirnos. Y así nos sigue sirviendo en este tiempo de pandemia, «ante tantas certezas que se desmoronan y frente a tantas expectativas traicionadas, con el sentimiento de abandono que nos oprime el corazón». Jesús nos invita a abrir el corazón a su amor. «El drama que estamos atravesando nos obliga a tomar en serio lo que cuenta, a no perdernos en cosas insignificantes, a redescubrir que la vida no sirve, si no se sirve. Porque la vida se mide desde el amor. De este modo, en casa, en estos días santos pongámonos ante el Crucificado, que es la medida del amor que Dios nos tiene. Y, ante Dios que nos sirve hasta dar la vida, pidamos la gracia de vivir para servir. Procuremos contactar al que sufre, al que está solo y necesitado. No pensemos tanto en lo que nos falta, sino en el bien que podemos hacer», destacó el Papa poco antes de terminar su homilía en la que quiso dar un último mensaje a los jóvenes, cuya Jornada Mundial se celebra desde hace 35 años en Domingo de Ramos. El Santo Padre los animó a triunfar en esta vida, pero no como indica el mundo sino a través del servicio. «Mirad a los verdaderos héroes que salen a la luz estos días. No son los que tienen fama, dinero y éxito, sino que son los que se dan a sí mismos para servir a los demás», concluyó Francisco que pidió a los jóvenes que no tengan miedo de gastar la vida por Dios y pro los demás porque «la alegría más grande es decir sin condiciones “sí” al amor».

La Cruz de los jóvenes

Una vez concluida la misa y antes del rezo del Ángelus, el Santo Padre pronunció unas breves palabras. En primer lugar, se dirigió de nuevo a los jóvenes. Explicó que este Domingo de Ramos era el día en que los jóvenes de Panamá tenían que pasar la Cruz de los Jóvenes a los jóvenes de Lisboa donde se celebrará la próxima Jornada Mundial de la Juventud en 2022. El traspaso de esta simbólica cruz se producirá el 22 de noviembre, Domingo de Cristo Rey. Además, invitó a los fieles a que sigan todas las ceremonias a través de la televisión o a través de los modernos medios de comunicación. Es de enorme importancia que sea el propio Papa quien dé un aviso de este tipo, es decir, que la gente siga las celebraciones de Semana Santa desde casa. Las medidas de confinamiento están salvando vidas y es necesario continuar con ellas para que no se tire por la borda todo el esfuerzo que en países como Italia o España se lleva haciendo desde hace semanas. Sin ir más lejos, y según refirió Franco Locatelli, alto responsable del ministerio de sanidad italiano, las medidas adoptadas en este país habrían salvado la vida de hasta 30.000 personas. Es fundamental que quede claro que las iglesias también tienen que estar cerradas y el Pontífice es el primero que lo está haciendo de modo que nadie está en posición de enmendarle la plana al Papa con gestos o palabras contrarias e irresponsables al respecto. Es una situación dura pero necesaria porque, de lo contrario, correríamos el riesgo de tener que celebrar así también la Navidad. Ver las iglesias cerradas es doloroso y conlleva otra dolorosa consecuencia: la imposibilidad de dar un último adiós a las personas que fallecen estos días con un funeral. Francisco en este mensaje antes del ángelus dominical también se refirió a nuestros difuntos. Pidió oraciones por ellos «en la luz de la fe pascual». Invitó a todos los fieles a unirse «espiritualmente a los enfermos, a sus familiares y a cuantos los cuidan con abnegación».

No es una ilusión, es una esperanza

Poco antes de la hora de la cena, en la tarde noche del viernes 3 de abril, el Papa envió un videomensaje a las familias con motivo del inicio de la Semana Santa en este tiempo de pandemia. Francisco quiere así demostrar una vez más su cercanía y cariño con cada uno de los afectados por esta emergencia sanitaria. Nos propone en este vídeo emplear este tiempo para ser más generosos, para ayudar a quien lo necesita, para estar pendientes de las personas solas con una llamada telefónica y para rezar. «Incluso si estamos aislados, el pensamiento y el espíritu pueden ir lejos a través de la creatividad del amor. Esto es lo que necesitamos hoy: la creatividad del amor», desea el Santo Padre.

«Os imagino en vuestras familias, mientras vivís una vida insólita para evitar el contagio», dice Francisco a sus interlocutores. También el Santo Padre se acuerda de los niños y de los jóvenes, que no pueden ir al colegio. Asegura que «lleva en el corazón a todas las familias, especialmente a aquellas que tienen a algún ser querido enfermo o que, por desgracia, están de luto por el coronavirus u otras causas». Y piensa sobre todo en las personas solas, para las que es más difícil afrontar estos momentos: «Sobre todo pienso en los ancianos, para mi tan queridos». Y en aquellos que están en los hospitales pasando por esta enfermedad como en quienes les están curando o en quienes siguen trabajando para proporcionar los servicios básicos a esta sociedad. El Papa también expresa dos preocupaciones que ya ha manifestado en días anteriores: las consecuencias que conllevará la pandemia y lo que está sucediendo con las personas encarceladas y las personas sin hogar.

Francisco invita a que estos días, en el silencio de nuestras ciudades, resuene el Evangelio de la Pascua, «ese del amor de Dios sin límites» y espera que llegue un tiempo mejor, en el que ser todos mejores: «Es una esperanza y la esperanza no defrauda. No es una ilusión, es una esperanza».

Por último, el Santo Padre pide un favor a quienes vean este videomensaje. Nos pide que digamos a quien no puede acceder a estas palabras de Francisco, que les digamos que el Papa está con ellos, con quienes sufren, y que reza «para que el Señor nos libre pronto de este mal».

Donación del Papa

Francisco no deja de demostrar su compromiso a la hora de arrimar el hombro en estos tiempos de coronavirus. Y lo hace no solo con la oración, con sus mensajes o con sus llamadas de atención. También con gestos y generosidad. El Papa ya donó hace unos días 100.000 euros a Cáritas para una primera fase de emergencia y compró 30 respiradores para los hospitales más necesitados. Ahora ha entregado 60.000 euros al hospital Juan XXIII de Bérgamo, una de las ciudades donde más víctimas mortales ha causado el coronavirus. La donación del Papa también se traducirá en suministros para el hospital de campaña que se ha puesto en marcha en uno de los pabellones del recinto ferial de la ciudad. La diócesis de Bérgamo además tiene que lamentar la pérdida de 25 sacerdotes de los 90 que han fallecido en toda Italia a causa del coronavirus.

Rosarios para los médicos de Roma

La solidaridad del Papa también llegó hasta el centro hospitalario Agostino Gemelli de Roma a través de la visita que realizó el cardenal Turkson en su nombre el día 3 de abril. El prefecto del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral acudió al hospital acompañado por el español monseñor Segundo Tejado Muñoz, subsecretario de dicho dicasterio. Manteniendo las debidas medidas de distanciamiento y dotados de mascarillas, el cardenal y el subsecretario mantuvieron un encuentro con el personal médico que está combatiendo la epidemia, así como con los capellanes del centro. El cardenal trasmitió «el abrazo del Papa para que sepáis que no estáis solos en la lucha contra el coronavirus». Como señal de esta cercanía y oración constante de Francisco, al final del encuentro los representantes del Papa repartieron unos rosarios bendecidos por él.

Otro positivo en el Vaticano

Al alto funcionario del Vaticano que vive en Santa Marta y a los positivos anteriores por coronavirus, la Santa Sede anunció que se suma uno más. Se trata de un empleado del Vaticano, del que no han especificado rango ni puesto, que fue contagiado por su esposa quien trabaja en un hospital. Son además ya 2 los cardenales afectados por coronavirus. El vicario del Papa para la diócesis de Roma, Angelo de Donatis del que hablábamos la semana pasada, y el cardenal Philippe Ouédraogo, arzobispo de Uagadugú, en Burkina Faso. El cardenal de Praga, Dominik Duka, está en aislamiento al haber resultado positivo el obispo emérito de la ciudad.

Misa en tiempo de pandemia

La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos aprobó a través de un decreto las oraciones preceptivas para celebrar una misa especial en tiempos de pandemia. «En estos días, en los que el mundo entero está gravemente afectado por el virus COVID-19, han llegado a este Dicasterio muchas peticiones para poder celebrar una misa específica, a fin de implorar a Dios el final de esta pandemia», asegura este decreto que Culto Divino, con fecha de 30 de marzo, ha publicado a raíz de las múltiples peticiones que han llegado a raíz de esta crisis. La misa en tiempo de pandemia se puede celebrar cualquier día salvo solemnidades y los domingos de Adviento, Cuaresma y Pascua, los días de la octava de Pascua, la Conmemoración de todos los fieles difuntos, el Miércoles de Ceniza y las ferias de Semana Santa. Además, Culto Divino ha incluido una nueva intención universal para rezar durante la liturgia de la Pasión del Señor el Viernes Santo. Se podrá rezar «por quienes sufren tribulaciones en tiempo de pandemia» y «por todos los que sufren sus consecuencias», «para que Dios Padre conceda salud a los enfermos, fortaleza al personal sanitario, consuelo a las familias y salvación a todas las víctimas que han muerto».

Mensaje de los católicos chinos

Los católicos chinos han enviado un mensaje al Santo Padre con motivo del coronavirus. Se ha publicado en una de las webs más importantes para los católicos asiáticos, Xinde Press. En este mensaje le piden al Papa que se cuide, que preserve su salud en este tiempo de pandemia, y que lo haga por ellos. «¡Le rogamos que se cuide!», imploran a Francisco en esta carta en la que también piden a los colaboradores del Papa y a quienes administran Casa Santa Marta que velen por la salud del Santo Padre. Por eso, sugieren que, en los pocos encuentros que mantiene todavía, el Papa use mascarilla y mantenga escrupulosamente el metro y medio de distancia interpersonal recomendada. Además de preocuparse así por el Santo Padre, los católicos chinos han hecho ya cuantiosas donaciones de material médico a Italia a través de la Santa Sede. Gracias a la Jinde Charity, el órgano de caridad de la Iglesia en China, los católicos chinos han enviado este material sanitario por valor de más de más de medio millón de euros en coordinación con la embajada Italiana en Pekín y el Ministerio de Asuntos Exteriores Italiano.



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