Las I Jornadas Católicos y vida pública en Mérida-Badajoz destacan el papel del laico en la Nueva Evangelización y la Fe como valor seguro ante la crisis
Las I Jornadas Católicos y Vida Pública, celebradas los pasados días 12 y 13 de abril en el salón de actos del Seminario Diocesano, han puesto de manifiesto la necesidad de que los laicos se tomen muy en serio la llamada de la Iglesia a la Nueva Evangelización.
Ya en la inauguración de las Jornadas, el Arzobispo recordaba la importante labor que los laicos realizan en la Iglesia. Don Santiago García Aracil afirmó que “la Iglesia no está completa sin la existencia de los laicos”, estos “son necesarios para el servicio pastoral de la Iglesia”. El Arzobispo indicó el “deber de promover un laicado formado, dispuesto y comprometido”, a pesar de que esa promoción del laicado “es una tarea propia del laico; son ellos mismos los que deben procurar los medios para su formación, contando con el apoyo de los pastores”.
Las Jornadas contaron con tres ponencias, seguidas cada una de ellas de una mesa redonda. La primera corrió a cargo de Juan Caamaño Aramburu, Director de las Jornadas Católicos y Vida Pública y Secretario Nacional de la Asociación Católica de Propagandistas para la Nueva Evangelización, que puso especial énfasis en la responsabilidad que tienen los laicos en la misión evangelizadora de la Iglesia, hasta tal punto que se ha dicho que “la nueva evangelización o la hacen los laicos o no se hará”.
El representante para España del Movimiento Focolar, Ángel Bartol, habló del compromiso de los católicos en el ámbito económico a la luz de la encíclica Caritas in veritate, de Benedicto XVI, de la que recordó algunas afirmaciones muy novedosas y relevantes para la teoría y la praxis económica contemporáneas, como la afirmación de que la reciprocidad y la gratuidad son también principios fundamentales de la economía y del mercado. No sólo para el mercado no lucrativo, para el voluntariado o para la economía social, sino para toda la vida económica normal, desde los bancos hasta las multinacionales.
El capítulo de ponencias lo cerraba el que fuera Ministro de Presidencia y Educación, José Manuel Otero Novas, que subrayó que el abandono de lo religioso lleva a nuestra sociedad a “ir dando bandazos de un extremo a otro”. Criticó la existencia de ciertas tendencias favorables al recorte de la libertad para exponer la doctrina Católica desde estamentos públicos, y argumentó para ello la Declaración Universal de Derechos del Hombre. Lamentó que quiera imponerse la tesis de que la religión debe relegarse a la esfera de lo privado y destacó la importancia del humanismo cristiano, del que dijo que es necesario para salir del todo vale, de la igualación en la mediocridad, de la dictadura de lo zafio, de la superficialidad en el pensar, de la consideración del bienestar como objetivo supremo. Abogó por el acercamiento de cristianos y no cristianos. “Los cristianos -dijo- deben articular grupos minoritarios, junto con no cristianos, para crear pensamiento y lazos que permitan encauzar las próximas tendencias hacia el bien”.
Las mesas redondas reunieron a una decena de personas de muy distintos ámbitos, que abundaron en sus experiencias en el terreno de la Nueva Evangelización.
Juan José Montes

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