La segunda jornada del congreso ha sido especialmente intensa. Se ha contado con un total de 4 conferencias y 7 comunicaciones que han seguido dialogando desde diversas perspectivas con el fenómeno de la mística. Los resultados han sido más que interesantes.
Siguiendo el orden de intervención de las conferencias, el primero en tomar la palabra fue el Dr. Carlos Domínguez, psicoanalista y director del centro universitario de las jesuitas en Granada. El tema de su exposición se limitó a un diálogo entre la experiencia mística y el psicoanálisis. Además de presentar las diversas tendencias dentro de la misma escuela psicoanalista, y señalar los límites del psicoanálisis, señaló en qué medida amabs realidades pueden ayudarse mutuamente. La experiencia mística madura –aseguraba el Dr. Domínguez- surge en la capacidad de entrar en el juego de la intersubjetividad con Dios, unido al compromiso con la sociedad humana en la que se inserta. Sería este un factor que diferencia clarmaente la auténtica experiencia mística de otro tipo de sucesos enfermizos.
De sumo interés fue la intervención del neurocientífico y Premio Nacional de Neurociencia, el Dr. Javier Tirapu. Impostó su conferencia desde la perspectiva científica y de los grandes avances en el estudio del funcionamiento del cerebro. Lejos de una lectura reduccionista del ser humano, el Dr Tirapu ofreció pistas para una integración de los diversos campos del saber de cara a una comprensión cada vez más auténtica del ser humano.
La filóloga y medievalista, Dra. Victoria Cirlot, se acercó a la relación intrínseca entre el campo de las visiones místicas y la creatividad. En este estudio dirigió la mirada hacia tres personajes, distantes en el tiempo y en la formación, pero coincidentes en la “experiencia visionaria”: la mística Hildergard von Bingen, el pintor Max Ernst, y el psicoanalista Carl Gustav Jung.
Otro tema abordado con peculiar atención fue la cuestión de la posibilidad de distinción entre mística y locura. El psiquiatra y teólogo, Ignacio Boné, marcó claramente el campo de distinción entre patologías mentales graves y experiencia mística. Señaló como caso típico y actual de estudio, el conocido como síndrome del Camino de Santiago. Quien no se acerca a ciertas “experiencias” con la suficiente honradez intelectual y conocimiento corre el riesgo de dar como “místico” algo enfermizo, y viceversa. Importante será la cuestión de preguntarse por el sentido y /o el simbolismo que se esconde detrás de cada experiencia.
Además de estas conferencias que hicieron de marco al ritmo de la jornada de trabajo, se presentaron un total de 7 comunicaciones que abordaron diversas cuestiones, siempre en el campo del diálogo entre ciencia- psicología-mística. Las cuestiones que se abordaron en relación con la experiencia mística fueron: la aproximación desde la perspectiva psicológica de la inteligencia emocional; el proceso de individuación en la noche oscura de Juan de la Cruz; la relación educativa en la etapa infantil; confluencia de la mística laica y monástica; la mística de los sencillos y la de los filósofos; cómo hallar la presencia de Dios; y la visión de la mística ignaciana como camino terapéutico.

Añadir comentario