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Crónica de la ordenación episcopal de José Rico Pavés, nuevo obispo auxiliar de Getafe

En una emocionante y concurrida ceremonia en el Santuario del Sagrado Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles fue ordenado Obispo auxiliar de Getafe, D. José Rico Pavés, obispo titular de Mentesa. Nacido en Granada en 1966 era sacerdote del presbiterio diocesano de Toledo. Fue Ordenante principal en la Ceremonia el Obispo diocesano D. Joaquín María López de Andújar y Cánovas del Castillo, y co-consagrantes el Arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, D. Antonio María Rouco Varela y el Arzobispo de Toledo y Primado de España, D. Braulio Rodriguez Plaza.

Concelebraron además del Cardenal Arzobispo emérito de Toledo, D. Francisco Álvarez Martínez, los arzobispos de Santiago de Compostela, Sevilla, Oviedo, Burgos, Granada, emérito de Zaragoza y Castrense, los obispos de Alcalá de Henares, Bilbao, San Sebastián, Córdoba, Siguenza-Guadalajara, Mondoñedo-Ferrol, Segorbe-Castellón, Cuenca, Teruel-Albarracín, Coria-Cáceres, Albacete, Tarazona, Tortosa, Málaga, Segovia, Lugo, Guadix, Osma-Soria, Jerez de la Frontera, Cadiz y Ceuta, los auxiliares de Madrid, Barcelona, Valencia y Pamplona-Tudela y varios otros prelados de España y África, así como numerosos sacerdotes de Getafe, Toledo, Madrid y Granada y sus compañeros de los diversos secretariados de las Comisiones de la CEE, en donde Mons. Rico era director del secretariado de la Comisión Episcopal de Doctrina de la Fe.

Don José Rico ha escogido como lema episcopal “Ut gaudium meum in vobis” extraída de las palabras de NSJ “Os he hablado de esto para que mi alegría esté con vosotros y vuestra alegría llegue a plenitud” (Jn, 15,11) pues está convencido de que no hay alegría plena en la vida humana sin el encuentro con Cristo.

Mons. López de Andújar señaló en su Homilía que Getafe “Nuestra diócesis se llena de alegría y da gracias a Dios por el regalo de un obispo auxiliar que pueda compartir conmigo la carga y el gozo del ministerio apostólico, en comunión plena con el sucesor de Pedro y con la colaboración fecunda del presbiterio diocesano, para el servicio de todo el Pueblo Santo de Dios, con el que compartimos el sagrado mandato del Señor de anunciar el evangelio a todas las gentes. El evangelio de forma concisa nos describe la vocación del apóstol S. Mateo. “Vio Jesús a un hombre llamado Mateo (…) y le dijo: sígueme. Él se levantó y lo siguió” (Mt 9,9). Así de sencilla es la vocación: una mirada del Señor, una invitación a seguirle y una respuesta inmediata. Mirada, invitación y respuesta que se van repitiendo y actualizando a lo largo de toda la vida, según las diversas responsabilidades que el Señor nos va confiando, y que hoy en la vida del nuevo obispo auxiliar van a resonar de forma especial“.

Refiriéndose a donde se encontraban el Obispo de Getafe expresó:”Estamos viviendo esta preciosa celebración, en el lugar más querido de la Diócesis, en este bendito Santuario dedicado al Sagrado Corazón de Jesús. Desde este Cerro de los Ángeles el Corazón de Jesús bendice nuestra diócesis, la llena de su infinita bondad y nos hace buenos. Junto al Corazón de Jesús muchos de nuestros sacerdotes recibieron la gracia de la ordenación sacerdotal. En este lugar hemos tenido momentos intensos de oración, encuentros diocesanos, jornadas de juventud, retiros espirituales e inolvidables vigilias de la Inmaculada. Al calor del Corazón de Jesús se forman nuestros seminaristas, vivimos los obispos y nos acompañan con su oración las Carmelitas Descalzas del Cerro y de la Aldehuela. En este día, tan grande para nuestra diócesis, ponemos, una vez más, nuestra mirada en el Sagrado Corazón de Jesús, para que nos siga llenando de luz y de consuelo”.

Recordó Don Joaquín que “El Santo Cura de Ars decía: “El sacerdocio es el amor del Corazón de Jesús” Querido José, hermano desde hoy en el ministerio episcopal, que todos vean en nosotros el amor del Corazón de Jesús. Que el Corazón de Jesús dé forma a nuestro ser sacerdotal. Que todos los días de nuestra vida, especialmente en la Eucaristía, contemplando a Aquél, que fue traspasado por nuestros pecados, digamos desde lo más hondo de nuestro ser “me amó y se entregó por mí”. Que nuestro corazón de pastores, sea como el corazón de Cristo: un corazón siempre dispuesto a ir al encuentro del hijo pródigo, siempre atento a las necesidades de los hombres, siempre disponible para curar y perdonar“.

Según Mons. López de Andújar y Cánovas del Castillo: “Muchos hombres, por desgracia, siguen rechazando esa paternidad; y rechazando esta paternidad están destruyendo sus vidas. Nuestra misión es mostrarles el amor del corazón de Cristo y llevarlos a Dios. Nuestra misión, es una misión de reparación: reparar con Cristo en la cruz, entregando nuestra vida por amor, el daño causado en el hombre por el pecado” y dirigiéndose a su nuevo Obispo auxiliar señaló: “Querido José, nosotros, obispos y sacerdotes, somos el amor del Corazón de Jesús. Vivimos una cultura sin corazón, sin alma, sin Dios. Y un mundo sin Dios es un mundo desesperanzado y descorazonado Nuestra misión es dar al mundo un corazón y ese corazón, el único corazón que puede darles vida es el Corazón de Cristo que ha de hacerse visible ante los hombres con nuestro amor”.

Concluyó sus palabras el Obispo de Getafe dirigiéndose a la Virgen: Junto al Corazón de Jesús está el Corazón Inmaculado de María. María es el sagrario del Corazón de Jesús. Ella siempre nos lleva a Jesús. Pidamos hoy su intercesión por el nuevo obispo y por esta diócesis de Getafe que le ha sido confiada. María, Madre de la Iglesia y Reina de los Apóstoles, que con los discípulos en el Cenáculo esperabas la venida del Espíritu Santo. Tú que eres la persona humana que ha correspondido mejor que nadie a la vocación de Dios; tú que te has hecho sierva y discípula de la Palabra hasta concebir en tu corazón y en tu carne al Verbo hecho hombre para darlo a la humanidad, ruega por nosotros, para que este acontecimiento de gracia que hoy estamos viviendo nos haga crecer en santidad y nos haga ser cada día más dóciles a la voluntad de tu divino Hijo”.

En sus palabras de saludo el nuevo Obispo auxiliar Mons. José Rico Pavés señaló que: “como estrecho colaborador del obispo diocesano, la Iglesia me encomienda ser, de forma plena, amor del Corazón de Cristo para todos. Permitidme, pues, que mis primeras palabras como obispo sean una oración confiada a Jesucristo, Principio y Fin, Señor de todos, cuyo Corazón traspasado por nuestra salvación es el símbolo del amor infinito que Él tiene al Padre y a cada uno de nosotros“.

Don José mostrando sus conocimientos teológicos recordó: “sepan todos que nuestro Dios es Amor. Cuando la Iglesia se dispone a entrar en el Año de la fe, convocado por Benedicto XVI, las palabras de san Juan de Ávila que han inspirado el mensaje de los obispos españoles con motivo de su próxima declaración como Doctor de la Iglesia, deseo que inspiren también mis palabras de agradecimiento en esta tarde. En el conocimiento de esta Verdad está la vida; para proclamar esta Verdad hemos sido enviados. Pero, ¿cómo conseguir que todos, creyentes y no creyentes, lleguen a saber que Dios es Amor? Dejadme que os proponga tres caminos, a través de los cuales expresar mi gratitud en este día: primero, mirar el momento presente con esperanza; segundo, descubrir en el encuentro con Cristo la fuente de la alegría plena; y tercero, no olvidar la fuerza de las lágrimas“.

Recordó además D. José Rico que es necesario mirar el momento presente con esperanza: “La esperanza es como ancla del alma, recuerda la Carta a los Hebreos, que en medio de las dificultades de este mundo nos permite caminar firmes hacia los bienes eternos. Cuando comuniqué a mis padres que el Papa me había nombrado obispo auxiliar de Getafe, reaccionaron con alegría y, casi con idénticas palabras, manifestaron en seguida su preocupación: No son tiempos para ser obispo, me dijeron. En su preocupación reconozco la solicitud de unos padres que sienten como propias las inquietudes de sus hijos: se alegran con sus alegrías, sufren con sus sufrimientos, y prefieren para ellos el bien exento de todo riesgo. Quizás entonces no lo sabían, pero una vez más, con su reacción me han enseñado a responder con generosidad al Señor. La alegría por un bien que se manifiesta, no debe ocultar la gravedad de la responsabilidad que entraña. Mirar con esperanza el momento presente requiere aprender continuamente del corazón de unos buenos padres. Con corazón de padre y madre deseo abrazar de modo especial a quienes sufren de manera angustiosa las penurias materiales y morales de la actual situación de crisis. En un momento como el actual, que Benedicto XVI ha calificado “de profunda crisis de fe”, la esperanza que viene de lo alto me lleva a reconocer el poder del Amor de Dios, que es siempre más fuerte que las crisis de los hombres“.

Añadió Mons. Rico Pavés que: “El segundo camino que os propongo para que todos sepan que Dios es amor, es el camino del encuentro con Jesucristo como fuente de alegría plena. Urgidos por el Santo Padre a descubrir de nuevo la alegría de creer y el entusiasmo de comunicar la fe, ruego a Dios nuestro Padre que me conceda, por el don del Espíritu Santo, poner en el centro de mi futuro ministerio episcopal las palabras de su Hijo Jesucristo: Os he hablado de esto para que mi alegría esté vosotros (ut gaudium meum in vobis) y vuestra alegría llegue a plenitud (Jn 15, 11). Puesto que la alegría brota espontánea en quien se sabe sostenido por el Amor más grande, os ruego que pidáis al Señor que me conceda, con mis palabras, pensamientos y afectos llevar a otros al encuentro con Cristo, de modo que viva mi nuevo ministerio episcopal como servidor de vuestra alegría (2 Co 1, 24)”.

Y como tercer camino y en tono biográfico dijo que: “finalmente, que os propongo –el poder de las lágrimas- pasa por recordar una experiencia personal. Como bien sabéis, hoy empieza para mí el colegio, episcopal, sí, pero colegio. Cuenta mi madre que mi primer día de colegio no me quejé, me separé de ella dejándome llevar hasta el aula; no dije nada, pero por mi mejilla corrió una lágrima. Desde aquella lágrima ha pasado ya mucho tiempo. Ahora mi madre la Iglesia me introduce en otro colegio, el de los obispos, sucesores de los apóstoles. En esta tarde me rodean con su afecto y oración, los presentes y los ausentes, mis nuevos hermanos, “maestros y compañeros de clase”, a quienes dirijo de forma muy especial más gratitud de la que sé expresar“.

Tuvo un emocionado recuerdo para el fallecido Obispo auxiliar de Madrid D. Eugenio Romero Pose: “Permitidme que recuerde en esta tarde al muy querido Don Eugenio Romero Pose, cuyo amor alegre a la Iglesia quiero tener siempre como referenteY leyó un hermoso texto que el Obispo de La Calzada – Logroño D. Juan José Omella le ha regalado con su felicitación: “leo el consejo de san Juan de Ávila a un nuevo obispo antes de ocupar su sede: “Aprenda vuestra señoría a ser mendigo delante del Señor y a importunarle mucho, presentándole su peligro y el de sus ovejas; y, si verdaderamente se supiere llorar a sí y a ellas, el Señor, que es piadoso –No llores (Lc 7, 13)-, le resucitará su hijo muerto, porque, como a Cristo costaron sangre las almas, han de costar al prelado lágrimas” (Carta 177, Obras Completas IV, 589). Dichoso el obispo que al final de sus días puede hacer suyas las palabras de san Gregorio Nacianceno: “Me recogeré todo en Dios. Ya no me afectarán las lenguas humanas más que ráfagas de viento. Estoy cansado de las voces del que me denigra o del que me enaltece más de lo debido. Busco la soledad, un lugar inaccesible al mal, donde con una mente unificada busque a mi Dios y aliviar mi senectud con la dulce esperanza del cielo. ¿Qué le dejaré a la Iglesia? ¡Le dejaré mis lágrimas! Dirijo mis pensamientos a la morada que no conoce el ocaso, a mi amada Trinidad, única luz, de la cual la sola sombra oscura ahora me conmueve” (San Gregorio Nacianceno, Poemata de se ipso, XI: PG 37, 1154-1155)“.

Finalizó sus palabras dirigiéndose a María Santísima y a los santos vinculados con  la Diócesis de Getafe: “Confío el inicio de mi ministerio episcopal a la poderosa intercesión de la Bienaventurada Virgen María, Nuestra Señora de los Ángeles, de quien quiero ser su esclavo, y al auxilio de Santa Maravillas de Jesús, de San Benito Menni y de los Beatos Mª. Ángeles de san José, Faustino Míguez y Jacinto Hoyuelos“.

Acompañado del Obispo residencial de Getafe, y del Cardenal D. Antonio M. Rouco Varela recorrió bendiciendo a los fieles, por las naves del templo y salió al exterior del mismo para bendecir las numerosas personas que no pudieron ingresar en la iglesia y que siguieron por pantallas de TV desde fuera la hermosa ceremonia, que fue espléndidamente animada por el Coro diocesano de Getafe.

Al nuevo Obispo le acompañaron sus padres, sus hermanas, sus cuñados y sobrinos y su hermano sacerdote D. Enrique Rico Pavés, también del presbiterio de la Archidiócesis Primada de España.

La diócesis de Getafe fue erigida canónicamente por el Beato Juan Pablo II el 23 de julio de 1991. Y han sido sus Obipos: D. Francisco José Pérez y Fernández Golfín y el actual D. Joaquín María López de Andújar y Cánovas del Castillo, quien antes fue auxiliar de Getafe, siendo su sucesor como auxiliar Mons. Rafael Zornoza Boy, actual Obispo de Cádiz y de Ceuta. La diócesis tiene una extensión de 2.295 Km. cuadrados, con una población que supera el millón y medio de habitantes, distribuidos en 48 pueblos y 125 parroquias. Tiene un seminario con numerosas vocaciones y un clero muy joven.

Por José Alberto Rugeles Martínez

 



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