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Iglesia en España

Cope Madrid entrevista a monseñor Carlos Osoro, arzobispo electo de Madrid

 

Cope Madrid entrevista a monseñor Carlos Osoro, arzobispo electo de Madrid, en el programa “El Espejo de la Iglesia Diocesana”, del viernes 5 de septiembre de 2014:

(En negrita y cursiva van las síntesis de las preguntas, y tras el guión las respuestas y comentarios de monseñor Osoro)

Cultura del encuentro y desdibujamiento de Dios y del hombre

— Es lo que he dicho en muchas de mis cartas, por lo menos en tres o cuatro, hablo de esa enfermedad que padece, no solamente el entorno cultural del mundo occidental, sino de diversas maneras esa enfermedad subsiste en esa humanidad; esa enfermedad del desdibujamiento, de no saber qué es el ser humano, esa otra de la desesperanza y la desilusión, unos porque han tenido mucho pero no han llenado su vida, la han llenado de cosas, pero no han llenado lo más profundo de su corazón; y otros porque no teniendo ni siquiera agua para beber, lo están pasando mal y viven también en esa desilusión. Por otra parte, también, la desorientación… es decir, en la vida hay que estar como peregrinos: el peregrino es el que sabe que tiene metas, el vagabundo igual le da estar en un sitio que otro.

Y esa enfermedad de las tres “des”: desdibujamiento, desesperanza y desorientación creo que es la mas grave que puede tener el ser humano y es la que, en definitiva, hace que no hagamos posible esta cultura, que es la que vino a hacer nuestro señor Jesucristo en este mundo.

Sobre la vitalidad de la Iglesia en Madrid y sus proyectos

— Yo tengo la aventura solamente de Nuestro Señor Jesucristo que, en estos momentos de mi vida, me dice lo mismo que dijo a los apóstoles: id y anunciad el Evangelio. Y eso solamente se hace creíble, no solamente con palabras, sino diciendo de verdad, desde lo mas profudno de nuestra vida, esa pasión por acoger de verdad la vida de Nuestro Señor en nuestra propia vida y para dar rostro a nuestro señor en este mundo, y por hacer posible que el testimonio de uno sea un testimonio que atraiga, que haga preguntas, que haga posible que las personas, como pasaba como con los primeros cristianos, digan: ¿por qué estos vives así?, ¿por qué hacen estas cosas?, ¿por qué perdonan?, ¿por qué están al lado del que mas sufre?, ¿ por qué no abandonan a nadie?, ¿por qué son defensores de la dignidad absoluta del ser humano, desde el inicio de la vida hasta su termino?, ¿por qué mantienen esa dignidad a costa, incluso, de sus propias vidas? Yo creo que esto es el gran reto que tenemos. Los programas son importantes, pero lo más importante en la vida es aquello que decía el Papa Pablo VI, que dentro de muy pocos días va a ser reconocido como beato de la Santa Iglesia, y decía que este mundo lo que necesita no es precisamente maestros, sino testigos. Vamos a intentar entre todos y yo estoy convencido que con esa vitalidad que tiene la iglesia en Madrid, es posible que todos nos animemos unos a otros a ser testigos fuertes del Señor en medio de este mundo, como aquellos primeros cristianos que convencían no por las palabras sino por cómo vivían.

Testigo, peregrino, salir a la calle a encontrarse con los demás

— Solamente uno es posible anunciar al Señor en el camino, nos lo dice el Evangelio, a Él lo encontramos siempre en camino; es verdad que tenia momentos de retiro y de oración porque era imposible si no realizar el camino, el camino cansa, es necesario oxigenar la vida desde Dios mismo para poder hacer el camino con esa pasión que se necesita, pero tenemos que estar en el camino y donde están los hombres, en las mismas circunstancias en las que están y, naturalmente, unas cosas te gustarán más y otras a lo mejor menos, pero debes estar con todos, y encontrarte con todos.

La Virgen de la Almudena y San Isidro

— Ya le podré cantar el día que llegue pero, al mismo tiempo, mi vida no se explica sin la Santísima Virgen María que, en advocaciones como es la de mi tierra, la Bien Aparecida, o Santa María Madre, en Orense, o la Santina de Covadonga, o la de los Desamparados aquí, en Valencia, o en Madrid la de la Almudena, es la que me ha acompañado siempre en mi día y es la que, en estos momentos y al tener que reformar mi escudo episcopal, la pongo también recordando a la Santísima Virgen en esta advocación de la Almudena. Y también a San Isidro, un hombre de Dios que dignificó su vida y el trabajo.



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