Según prestigioso y riguroso doctor neoyorquino el confinamiento, poco regulado, produce efectos negativos tales como: abuso y violencia contra los niños; violencia contra la mujer: intoxicados en casa sin salarios: alcoholismo, depresión, suicidios (…) Estos efectos perniciosos, afirma, el doctor no lo lee ni lo los ve en los medios, los constata cada día en su consulta; además es causa de fracaso escolar, hundimiento económico (…). Se pregunta el doctor americano: ¿por qué los grandes comercios pueden estar abiertos y las iglesias cerradas?.
Un interrogante muy importante. ¿Acaso el ser humano solo tiene necesidades materiales y no debe dar sentido a realidades como el sufrimiento, la enfermedad, el dolor, el pecado y la muerte? ¿Quién le da esperanza y consuelo en los momentos más duros de su existencia? Los sacerdotes tienen siempre una gran misión espiritual, muy especialmente en esos trágicos momentos. Pueden perdonar los pecados e impartir la Sagrada Comunión, como dice el Papa Francisco cada día en sus homilías de la Misa en la capilla de Santa Marta en done tiene palabras de aliento y de esperanza para todos: difuntos, enfermos, personal sanitario, militares, trabajadores, científicos, legisladores, responsables políticos y legisladores, pero muy especialmente para las más vulnerables ancianos y niños víctimas de legislaciones inicuas. Como son las que fomentan o fomentarán el aborto y la eutanasia. Para el Papa Francisco una sociedad que no cuida a sus ancianos y no defiende el derecho fundamental a la vida de los niños no tiene futuro.
