Revista Ecclesia » Comunión y fraternidad de los obispos al dialogar sobre los indultos
Luis Argüello Cataluña
España

Comunión y fraternidad de los obispos al dialogar sobre los indultos

Así fue el diálogo sobre los indultos en Cataluña que los obispos de la Comisión Permanente han mantenido esta semana en su reunión del mes de junio. Comunión y fraternidad, porque la Conferencia Episcopal Española recoge las diferentes sensibilidades de los obispos, como las diferentes sensibilidades entre el Pueblo de Dios. La reflexión ofrecida esta mañana por el secretario general de la CEE, Luis Argüello, ha puesto sobre la mesa el ejercicio de diálogo realizado por el episcopado ante un tema complejo: «De la CEE formamos parte miembros de diversos lugares de España con diversas sensibilidades y con diversas opiniones sobre cómo podría organizarse la vida política y social». Ante esto, ha reconocido que «está francamente contento» con este «ejercicio de diálogo y de comunión expresado en estos días».

Tal y como ha explicado, en ese diálogo los obispos han profundizado en la propia nota de los obispos catalanes, «para desde ella extraer unas consecuencias que seguramente ponen acentos distintos respecto de lo que la primera lectura de la nota dice».

Por el diálogo y por la aplicación de la ley

Así, ha explicado que la CEE, «como los obispos catalanes, por el diálogo». «Los obispos estamos por la aplicación de la ley, por que se respete la justicia —lo cual supone el respeto de la división de poderes—, por que no haya actitudes inamovibles, y por que se genere un clima de amistad civil y de fraternidad que haga posible abordar un asunto cada vez más enquistado, que ha ido creciendo y se ha hecho un problema en el interior mismo de la sociedad catalana y en el conjunto de España», ha profundizado el prelado.

Sobre este asunto, y ante las preguntas de los periodistas, ha insistido en que no se puede resolver «solo desde el sentimiento»: «No vale decir yo me siento esto, lo otro, no vale ni para la identidad nacional ni para la identidad antropológica».

Por eso, ha aclarado que «no se puede elevar el sentimiento a categoría jurídica. Las categorías jurídicas tienen sus propias reglas del juego, y en ellas prima el logos. Y la palabra diálogo tiene logos. Y ese es el esfuerzo que nos pedimos también a nosotros. Y una referencia del logos es el respeto al ordenamiento jurídico vigente».

Un esfuerzo por acompañar a la sociedad catalana

Partiendo de la historia, «hemos querido mantener un diálogo, reconociendo el esfuerzo de los obispos de Cataluña por tratar de acompañar y discernir en una situación que divide a la sociedad catalana y que de alguna forma puede causar tensiones fuertes en la sociedad española».

Entre los prelados «hemos reconocido en nuestro propio diálogo, que la prudencia pastoral que todos estamos llamados a vivir la vivimos desde distintos contextos. Que los contextos sean diferentes no nos exime de tener unos criterios con los que poder iluminar al Pueblo santo de Dios desde una distinción clásica en el propio Evangelio».

Verdad, humildad y caridad

Durante ese amplio diálogo, el secretario general ha querido recordar una expresión del cardenal Newman, «en la que son protagonistas la concordia, reencuentro, la posibilidad de caminar juntos: La importancia de buscar un camino de encuentro que habla de la necesidad de cultivar la verdad, la humildad y la caridad». El cardenal, cuando habla de situaciones de dificultad y la importancia de buscar un camino de encuentro, habla de la necesidad de cultivar la verdad, la humildad y la caridad.

«Es importante que la verdad se relacione con la propuesta que los propios obispos de Cataluña hacen de diálogo. Para que el diálogo no sea una palabra vacía o hueca hace falta que el diálogo y en este sentido la Iglesia tiene una referencia inexcusable al hablar de diálogo, que es la carta encíclica de Pablo VI Ecclesiam suam», ha indicado.

De la misma forma se hace necesaria una «propuesta de discernimiento», como ha expresado el Papa Francisco «cuando habla de que el diálogo, tiene que incorporar la escucha del otro, el caer en la cuenta de aquellos aspectos en los que estamos de acuerdo desde un marco compartido. La verdad, la invocación de la razón, del diálogo y no solo de la emoción o del sentimiento. La verdad de una gozosa y fecunda historia compartida y la verdad también de una insatisfacción que muestran un numeroso grupo de catalanes sobre la situación de Cataluña en su relación con el resto de España o en su relación fuera de España», ha añadido.

Por eso, «lo importante en este discernimiento es valorar esa insatisfacción y saber en que medida esa insatisfacción responde a argumentos legítimos o en que medida es una insatisfacción interesada, seguramente haya de las dos cosas», ha dicho. «No podemos olvidar que los obispos catalanes a los obispos de las iglesias que peregrinan en Cataluña nos dicen que es necesario algo mas que la aplicación de la ley, pero dicen que es necesaria la aplicación de la ley. Es la misericordia y el perdón sinceros, pero respetando la justicia. En este sentido, este respeto al orden jurídico en su conjunto es una actitud humilde que hemos de pedirnos todos y que nosotros hemos de solicitar también a los actores políticos en un ejercicio clave de esa humildad».

Además de la verdad y de la humildad, el secretario ha pedido que es preciso «cultivar la caridad». «La caridad que planteamos nosotros en referencia en este dialogo que es tan necesario en este momento al bien común y sobre todo en la situación de los mas débiles. Para este diálogo es preciso cultivar la amistad civil, los actos de generosidad, de acogida de unos y otros que seguramente sean importantes para imaginar una solución satisfactoria que se aleje de actitudes inamovibles que no ayudan a construir armónicamente la sociedad».

Fraternidad supone filiación y paternidad

Teniendo en cuenta que los indultos ya se han producido «y que las personas indultadas han salido a la calle y han hecho manifestaciones», el secretario ha expresado que «las actitudes inamovibles no ayudan a construir armónicamente la sociedad. La fraternidad supone filiación y paternidad. Supone de alguna forma poner en diálogo lo que el Papa Francisco le dijo al presidente Sánchez en su visita a Roma. Lo que significa el desarrollo del país, la consolidación de la nación y la construcción de la patria».

De hecho, en la encíclica Fratelli tutti, el Papa nos advierte que «no podemos construir todo desde cero. No consideramos que la Constitución sea como las “Tablas de la Ley” pero sí marca un campo de juego para que incluso su propia modificación incluida la radical, sea planteada en los propios términos que la misma Constitución establece».

En este sentido la llamada de los obispos catalanes al diálogo, a la aplicación de la ley, a la justicia, a romper con actitudes inamovibles, «nos parecen actitudes valiosas y que seguramente contribuyan a ese cultivo de la amistad civil, de la fraternidad, de los desafíos y proyectos comunes que vivimos en España, que vive Europa y nuestro mundo». Para todo ello «se nos pide otra manera de vivir la comunión. La Iglesia es maestra en vivir una comunión que al mismo tiempo es católica y particular, que es universal y que es local. Por eso, la comunión de las diversas nacionalidades y regiones para dar forma así a la nación española en esta hora de la historia».



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