Con actitud de acción de gracias a Dios, fuente de todo bien, nos disponemos a clausurar solemnemente la Conmemoración Jubilar Lebaniega, el 14 de septiembre de 2012, en la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.
Con gozo y esperanza celebrábamos la apertura, el domingo 15 de abril de este año, en una solemne Eucaristía presidida por el Obispo de la Diócesis y concelebrada por los Obispos de la Provincia Eclesiástica. En ella participaron el Consejo Episcopal de Gobierno, la Comunidad de PP. Franciscanos con el P. Provincial al frente, el Arcipreste y los sacerdotes del Arciprestazgo, la Cofradía de la Santísima Cruz, Autoridades Regionales y Locales y pueblo fiel.
Ha sido un tiempo particular de gracia para nuestra Diócesis de Santander, con motivo del Vº centenario de la concesión de la Bula del Papa Julio II, el 23 de septiembre de 1512, que autorizaba la celebración del Jubileo de “Santo Toribio de Liébana”, que viene haciéndose “desde tiempo inmemorial”
Durante este Año Jubilar, el Monasterio de Santo Toribio de Liébana custodiado fielmente por los PP. Franciscanos, que han llevado el peso gozoso de la conmemoración junto con la Comisión presidida por el Sr. Vicario General, ha sido centro espiritual de peregrinaciones locales, nacionales e internacionales, para ganar la Indulgencia Plenaria, concedida por la Penitenciaría Apostólica de la Santa Sede.
Niños, jóvenes, adultos, sacerdotes, consagrados y fieles laicos; Parroquias, Unidades Pastorales, Arciprestazgos, Vicarías Territoriales, hemos peregrinado hasta Santo Toribio de Liébana, hemos venerado con devoción el Lignum Crucis, insigne reliquia, el trozo mayor del madero de la Cruz de Cristo, traída desde Jerusalén, en el siglo V, por Santo Torio, Obispo de Astorga. Hemos celebrado el sacramento de la Penitencia participado en la Misa del Peregrino y rezado por el Santo Padre el Papa Benedicto XVI, en señal de comunión con toda la Iglesia.
La Conmemoración Jubilar Lebaniega ha sido un tiempo de renovación de nuestra Diócesis de Santander y, en consecuencia, de nuestra sociedad cántabra. Un movimiento espiritual, religioso, social y cultural. Ha sido, sin duda, una preparación para la celebración del Año de la fe, convocado por el Papa Benedicto XVI. Ha sido, sobre todo, un encuentro personal y comunitario con Cristo, a través del Lignum Crucis. “La Cruz, signo de amor”: este era el lema del Año Jubilar, anunciado en un hermoso cartel. Por la Cruz de Cristo hemos sido salvados y redimidos.
Pongamos los frutos de esta Conmemoración Jubilar Lebaniega en las manos de nuestra Patrona la Virgen Bien Aparecida y sigamos implorando la intercesión de nuestros santos patronos mártires San Emeterio y San Celedonio.

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