Científicas protestantes: Rachel Carson, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC
El Concilio Vaticano II se declaró ecuménico, y es deber de todos los cristianos, pero sobre todo de los católicos, rezar por la unidad de los cristianos: “Que ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado” dice Cristo en el Evangelio, rezando al Padre.
Por ello, comienzo en Ecclesia esta sección, que espero fomente la tan ansiada por Cristo unidad cristiana, con la estadounidense Rachel Carson (1907-1964), una mujer a quien hoy dedica Google su portada, considerándola fundadora de la actual conciencia ambiental sin hacer referencia a sus convicciones religiosas.
Rachel Louise Carson publicó en 1962 “Primavera silenciosa”, libro en el que puso de manifiesto el efecto del uso abusivo del insecticida DDT sobre el medio ambiente, y más en concreto las aves, a las que dicho insecticida había eliminado del entorno en el que Rachel vivía, convirtiendo así las alegres primaveras en silenciosas.
Recibió durísimas críticas y fue acusada de comunista y conspiradora. Desgraciadamente murió de cáncer a los 56 años, sin ver el efecto definitivo que su obra produjo en la sociedad americana y en el mundo. Bióloga de formación, no pudo dedicarse a la investigación científica por diversas necesidades económicas, trabajando en la Administración de Pesca y Vida Salvaje (U. S. Fish and Wildlife Service), para la que escribió libros divulgativos, guiones radiofónicos, artículos, etc. Se considera que su obra fue crucial para el surgimiento del ecologismo.
Cuenta Lisa H. Sideris en un artículo accesible por internet, que Rachel se formó en una familia presbiterana de fuertes convicciones religiosas que ella nunca abandonó.
Aunque tal vez no fuera una guardiana de la ortodoxia, la dimensión espiritual de su vida siempre la acompañó, y la ciencia y la fe cristiana se dieron cita en ella durante su formación y toda su vida.
Al hablar de la teoría de la evolución, adoptó la misma postura que quienes como católicos pensamos que no es dicha teoría incompatible con la fé, siempre que no se haga un uso ideológico de la misma concluyendo equivocadamente que demuestra que Dios no existe, que Dios no creó el Universo, el hombre, etc., algo que ni Darwin, también protestante, nunca afirmó y se encargó de prevenir de tal error a sus lectores.
Rachel diría “En lo que a mí respecta, no tengo el más mínimo conflicto entre mi creencia en la teoría de la evolución y mi creencia en Dios creador…”. En carta dirigida a Marjorie Spock, diría “Considerando las ideas de la teología natural, que por el estudio de la naturaleza descubre que el diseño del Creador se hace visible, el pensamiento del movimiento estudioso de la naturaleza descubre que esta es sagrada y que su protección es una obligación que viene de Dios”.
