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Católicos y científicos: Mariano Tomeo Lacrué por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC

Forma parte de un elenco de maños que hicieron mucho por la ciencia española. Integrante de la mítica Escuela de Química de Zaragoza, que fundara Bruno Solano, y a la que también perteneció Jose Mª Albareda, sacerdote del Opus Dei cofundador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y Antonio de Gregoria Rocasolano, primer vicepresidente del mismo, ambos también católicos y científicos, su vida nos sirve para constatar con hechos concretos una vez más que la religión y la ciencia, la razón y la fe, se han dado cita en españoles del siglo XX.

Dice de Mariano Tomeo Lacrué (Zaragoza 1900-1990) la Gran Enciclopedia Aragonesa http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=12218 que cursó bachillerato en las Escuelas Pías, ingresó en la Facultad de Ciencias de Zaragoza  en 1917, se licenció con premio extraordinario en Químicas en 1921, hizo la mili y los estudios de aparejador,  completó estudios de las ramas de Ciencias Exactas y Físicas y se doctoró en Químicas en 1925, asimismo con premio extraordinario, en la Universidad de Madrid, adonde se había trasladado en 1922 para trabajar en el Instituto Forestal, en el que fue, sucesivamente, encargado de la sección de Química, jefe del laboratorio de resinas y director general de los laboratorios del Instituto.

De 1929 a 1935 fue profesor auxiliar de Química Orgánica de la Facultad de Ciencias de Madrid y encargado de los cursos de Química General y de Industrias químicas. En 1935 permaneció en la Escuela Técnica Superior de Zurich. En 1940 ganó por oposición la Cátedra de Química Técnica de la Universidad de Zaragoza, donde permanecería 30 años, después de haber sido también catedrático de Química para Medicina hasta 1956, decano de la Facultad de 1945 a 1953, y a continuación vicerrector. En 1956 fue nombrado experto de la UNESCO para organizar la enseñanza científica y técnica en Chile, en donde permaneció hasta 1959. Tras jubilarse en 1970, se hizo cargo de la dirección del Colegio Universitario  de Teruel hasta 1980. Desarrolló su investigación científica sobre cinco líneas fundamentales: resinas, productos forestales, metabolismo del nitrógeno, activadores químicos de la vegetación y enología. Firmó 153 artículos científicos.  Entre más de treinta cargos científicos a lo largo de su vida, destacan los de director del Centro de Estudios Científicos de Zaragoza, académico y vicepresidente de la Real Academia de Ciencias de Zaragoza y consejero de la Institución «Fernando el Católico».

 

Fue concejal y teniente de alcalde del Ayuntamiento de Zaragoza  en 1952 y a él se debe, en buena medida, la mejora de las aguas de nuestra ciudad. Presidió el Ateneo de Zaragoza  de 1970 a 1975 y desde 1973 la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País  . En 1978 recibió el premio «Cesaraugusta» y la medalla de plata de Zaragoza, solicitada por millares de conciudadanos.

Escribió una biografía de su paisano, Jose  Mª Albareda, junto con Adolfo Castillo Genzor, en la deja patente tanto las convicciones religiosas del biografiado como las suyas propias. Comienza la misma con el versículo del Padrenuestro “…así como nosotros perdonamos a nuestros deudores…”, refiriendo que Albareda perdonó cristianamente a quienes habían asesinado a su padre y su hermano discapacitado mental –ambos con causa de beatificación abierta- durante la persecución religiosa de la Guerra Civil, diciendo exactamente “…El perdón de las culpas ajenas, para ser completo, exige también un olvido total. Así nos lo manda Dios…”. Comentando en dicho libro la personalidad apostólica de Albareda, Tomeo Lacrué afirma “La espiritualidad sabe remontar el vuelo incluso desde la platina del microscopio, pero produciéndose sin énfasis, con absoluta y sencilla naturalidad…Son los plurales caminos que conducen al hombre hasta la Suprema Inteligencia; los que constantemente están dándonos a todos testimonio de la Divina Presencia, que no está circunscrita a los relatos bíblicos…”.

Son hombres de fe y hombres de ciencia los que han cavado los cimientos de nuestro actual nivel internacional, hombres como Mariano Tomeo Lacrué. Y conviene hacer memoria de ellos al menos durante este Año de la Fe.

• Bibliog.:

Castillo, A. y Tomeo, M. Albareda fue así (C.S.I.C., 358 pp., Madrid, 1971).

Gran Enciclopedia Aragonesa http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=12218

Solsona, F.: «Los ochenta fecundos años del Prof. Mariano Tomeo», Heraldo de Aragón, 21 nov. 1980.

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