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Católicos y científicos: Gabriele Finaldi, por Alfonso V. Carrascosa

Es un católico «gentleman», elegante y sosegado hasta para hablar de religión y arte, que es lo que recientemente ha hecho en la revista Misión y también hace tiempo en Catholic Herald.

En la web del Museo del Prado todavía se puede leer que Gabriele Finaldi (Londres, 1965), Director adjunto de Conservación e Investigación del Museo Nacional del Prado desde 2002 hasta 2015, año en el que es nombrado director de The National Gallery de Londres, realizó estudios en el Dulwich College de Londres, en Nápoles y Piacenza, y se licenció en Historia del Arte en el Courtauld Institute of Art de la Universidad de Londres en 1989. Se doctoró en 1995 en la citada institución con una tesis sobre la vida y la obra de José de Ribera. Después de haber realizado un periodo de docencia en las universidades de Reading y Londres, en 1992 fue nombrado conservador de pintura italiana y española en la National Gallery de Londres donde permaneció hasta 2002, año en que se incorporó al Museo del Prado, responsabilizándose de las colecciones, los proyectos de investigación y exposición relacionados con las mismas, y la restauración de las obras. Ha publicado sobre pintura española e italiana de los siglos XVII y XVIII y ha comisariado exposiciones sobre Zurbarán, el bodegón español, pintura genovesa del siglo XVII y sobre los Carracci.

Preguntado sobre la influencia de lo políticamente correcto y las ideologías sobre el arte señala que ‘…es importante hacer lo que dice el Evangelio: sacar del baúl lo nuevo y lo viejo, y seleccionarlo. Tenemos que rescatar de nuestro bagaje cultural lo bueno, llevárnoslo con nosotros y mantenerlo como algo valioso. Y eso no es fácil, porque muchas veces las ideologías del momento quieren deshacer o destruir el pasado… Soy historiador del arte y director de museo, y creo que cada uno trae a su ámbito el bagaje cultural, histórico y familiar que tiene. Supongo que por ser creyente llevo conmigo una cierta sensibilidad hacia la belleza, el hecho religioso y el arte sacro. No veo la fe solo como una expresión cultural, sino como expresión de verdades profundas. Creo que la fe tiene un enorme valor para la sociedad. Y, de alguna manera, quiero ser intérprete de eso para los demás.

Al comentarle la exigencia que desde algunos sectores de la sociedad, incluso de gente de Iglesia, plantea que los católicos no salgamos de la esfera pública, reflexiona sobre la utilidad de lo contrario diciendo ‘…¡Sí! Ante la experiencia de Dios, que es la belleza perfecta y máxima (así lo describe Dante), los creyentes desarrollan una mayor sensibilidad hacia la belleza y hacia aquello que está en la base de lo que nos hace vivir. Contemplar la belleza divina nos permite reconocer la belleza y la dignidad en las personas, en los pobres, en las necesidades sociales, y también en la pintura, en la música…’ 

Padre de seis hijos y preguntado por la conciliación de trabajo-vida familiar indica ‘…Dios da fuerza para hacer cosas que a primera vista parecen imposibles’.

 

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