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Católicos y científicos: Diego de Zúñiga

Católicos y científicos: Diego de Zúñiga, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC

Diego de Zúñiga (1536-1598) fue uno de los principales propagadores del Sistema Copernicano en España, ese que situaba en el centro del Sistema Solar al Sol, y que señalaba que la Tierra giraba en torno a él. Estudió artes en Salamanca y teología en Alcalá de Henares, y en 1558 fue ordenado sacerdote. Como ha sido constante a lo largo de la historia, fueron científicos católicos los que hicieron avanzar el conocimiento que otros científicos católicos habían postulado con anterioridad y que era incompleto o erróneo. Diego de Zúñiga, fray Diego, fue fraile agustino, y Copérnico un presbítero polaco de la Iglesia Católica.

La aceptación del heliocentrismo o centralidad del sol en torno al cual gira la Tierra, no fue precisamente fácil de acoger: se tardaron más de 70 años para alcanzar una aceptación más o menos generalizada u oficial. A ello influyó la consideración de que en esencia no mejoraba el sistema ptolemaico que defendía la centralidad de la Tierra, además de contradecir los sentidos y la concepción aristotélica que impregnaba el cristianismo. La Iglesia se opuso al principio, como institución, no obstante que miembros suyos aceptaron las teorías copernicanas, como Diego Zúñiga.

Era muy importante en la época la astronomía porque se utilizaba por los médicos para curar y por los navegantes. La mayor parte de los astrónomos españoles habían estudiado en las universidades leyes o medicina, al igual que sus contemporáneos europeos, y lo habían hecho en universidades fundadas por la Iglesia Católica en Salamanca, Valladolid o Alcalá. Muchos habían pertenecido al Colegio salmantino de San Bartolomé. Estos estudios que impartía la Iglesia Católica incluyeron a partir de 1562 en Salamanca conocimientos tan necesarios en esos tiempos como la cosmografía y la navegación. En el plan de astronomía se incluía en el segundo año la posibilidad el sistema de Copérnico: ‘2. El segundo año, seys libros de Euclides y Arithmética, hasta las raizes cuadradas y cúbicas, y el Almagesto de Ptolomeo, o su Epítome de Monte Regio, o Geber, o Copérnico, al voto de los oyentes; en la sustitución, la Esphera’. Todo esto lo cuenta de maravilla Mariano Esteban Piñeiro en su artículo (gratis en internet) ‘La astronomía en la España del primer tercio del siglo XVII’. En las últimas décadas del siglo XVI, como se ha visto, se leía abiertamente en las universidades castellanas el De Revolutionibusde Copérnico y los ejemplares de esta obra se vendían libremente al no estar incluida en los Índices de la Inquisición. Fray Diego tuvo problemas con la Inquisición por sus interpretaciones y comentarios del Libro de Job, , mostrándose partidario del heliocentrismo en la declaración del verso 5 del capítulo 9 de sus In Job commentaria, donde parecía defender las teorías planetarias copernicanas cuando todavía eran consideradas para algunos contrarias a la Escritura.

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