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Católicos y científicos: Antonio Millán Puelles

Antonio Millán Puelles (1921-2005), para algunos uno de los mejores filósofos españoles del siglo XX,  fue además un escritor y estudioso de temas variados que le llevaron a publicar más de una veintena de libros, manuales de filosofía incluidos, y no pocos artículos. Decía Jesús Villagrasa, discípulo y amigo suyo, hablando sobre él en su necrológica:

De su persona lo más importante quedará sin decir: su calidad humana, su vida cristiana, su dedicación a la familia y a la enseñanza, el amor a su esposa María Josefa, a sus hijos y nietos, su nobleza y lealtad a los amigos… todo aquello que lo hacía ser un gran hombre…La obra sobre la inmortalidad del alma que estaba escribiendo es un «sendero interrumpido», como la vida de todo hombre. Un camino interminable le ha sido abierto: la eternidad en Dios. A Él encomendamos su alma. ¡Descanse en paz!

Dice Wikipedia de él: ‘Académico de Número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, fue catedrático de Fundamentos de Filosofía de la Universidad de Madrid desde 1951 (simultaneando durante muchos años dicha cátedra con la del instituto Cervantes) y, desde 1976, catedrático de Metafísica de la Universidad Complutense. Debido a las cambios en los planes de estudio universitarios, fue director del Departamento de Historia de la Filosofía y del de Metafísica, en la Universidad Complutense, habiendo colaborado también con varias Universidades argentinas, con la Universidad a Distancia y con la Universidad de Navarra como profesor extraordinario de la Facultad de Filosofía y Letras de Pamplona. Fue también vicerdirector del Instituto de Pedagogía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), del que fue consejero desde el año 1964… En diciembre de 1988, apareció un estudio de Camino, el libro más importante del fundador del Opus Dei, Escrivá de Balaguer, institución de la que era miembro, y en el que Antonio Millán Puelles colabora junto a otros profesores universitarios, teólogos y escritores… distingue claramente lo que pertenece al ámbito religioso de lo que corresponde al trabajo filosófico, como lo manifiesta en el prólogo de su último libro, publicado póstumamente: «En el presente libro me ocupo de la inmortalidad del alma humana sin buscarle ningún apoyo en mi personal fe de cristiano. Se trata, así, de una investigación exclusivamente filosófica, no de teología de la fe».’.

Además, añade Villagrasa a sus méritos que… fue vocal de la Junta directiva del Ateneo de Madrid, patrono del Museo del Prado, y consejero cultural de la Fundación General Mediterránea (1971). En 1972 fue nombrado director del Departamento de Filosofía Fundamental de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense y profesor de la Escuela Diplomática; en 1974 publicó Economía y libertad y fue colaborador cultural de la Limmat Stiftung de Zürich (Suiza). En 1976 ganó la cátedra de Metafísica de la Universidad Complutense, recibió el Premio Nacional de Investigación Filosófica, publicó Universidad y sociedad y Sobre el hombre y la sociedad y colaboró con W. Wertwebruch y E. De Jonghe en la redacción de Die Moral des Wohlstandes. Ha sido Gastprofesor de la Universidad de Maguncia, profesor extraordinario de la Universidad de Navarra, profesor visitante de la Universidad Panamericana de México, miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Internacional de Fenomenología, presidente del Centro Español de Investigaciones Fenomenológicas, socio de honor de la Sociedad Mexicana de Filosofía y miembro honorario de las Universidades Argentinas. Recibió la Gran Cruz del Mérito Civil y la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio. En 1954 fue llamado como profesor extraordinario por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza, Argentina). Dirigió 28 tesis doctorales, y su obra ‘Fundamentos de filosofía’ fue un importante manual universitario. Fue discípulo del también filósofo católico García Morente.

Serías prolijo incluir todos sus méritos científicos. También excedería lo idóneo contar toda su vida de fe. Valgan estas torpes notas para comenzar este 2020 diciendo lo que viene siendo habitual: razón y fe, ciencia y religión, hermanadas en la Iglesia Católica a través de hechos concretos, personas concretas en este caso, porque Contra factum non valet argumentum.

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