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Católicos y científicos: Antonio Bermúdez Cañete, por Alfonso V. Carrascosa

Antonio Bermúdez Cañete (1898 – 1936) fue un periodista cordobés, que también llevó a cabo estudios como investigador, e incluso se sumergió en actividades políticas. Todo ello lo desarrolló sin abandonar en ningún momento su condición pública de católico practicante. Su alto nivel académico e intelectual no fue respetado por quienes nos quieren hacer creer que defendían la ciencia en España.

Se licenció en Derecho y Filosofía y Letras. Bermúdez Cañete analizó profundamente la economía española con algunos de los más importantes expertos de la época en Alemania, Austria o Reino Unido. Entre 1921 y 1927 estudió en las universidades de Berlín y Munich, en la que trabajó hasta 1926. Preparó un estudio histórico sobre el nacimiento del capitalismo en España. Obtuvo el doctorado en 1928. Sus estudios como economista se publicaron entre 1924 y 1931 en revistas científicas tales como Revista de Economía e incluso Revista de Occidente. En 1930 obtuvo el número 1 en la primera promoción del cuerpo de técnicos comerciales del Estado. No consiguió el sueño de su vida, conseguir una cátedra universitaria, pero continuó dando a conocer sus conocimientos.

Sí, porque desarrolló una intensa actividad como periodista. En 1925 comenzó a colaborar en El Debate, donde llegó a ocupar la jefatura de la sección de Economía. Así, sus teorías económicas no pasaron inadvertidas, ya que las trasladó a los periódicos con lo sque fue colaborando, también el rotativo madrileño El Día. De 1926 a 1936 escribió cientos de artículos en los que abordaba los temas económicos con gran nivel. En octubre de 1932 llegó a Berlín como corresponsal de El Debate, conoció directamente la llegada al poder del nazismo alemán, y en enero de 1935 fue expulsado de Alemania acusado de calumniar al régimen socialista de Hitler conocido como nacismo, que propugnaba la lucha de razas en una clara extrapolación del también socialismo propugnador de la lucha de clases. También fue corresponsal en Francia y enviado especial al conflicto de Abisinia, en el que Etiopía entró en guerra con Italia.

La figura de Antonio Bermúdez Cañete comenzó a recuperarse por Juan Velarde, que hace unos 50 años publicó un artículo en la Revista de Economía Política en el que analizaba los problemas de la economía española a través de su obra. Después llegaría la edición de un libro sobre él ‘Antonio  Bermúdez Cañete. Periodista, economista’ (Editorial Actas, 2008), en el que los profesores Emilio de Diego, Rocío Sánchez Lissen y José Manuel Cansino, con prólogo de Juan Velarde, analizaron su trayectoria. Concretamente  Sánchez Lissen lo propone como uno de  los nueve economistas andaluces seleccionados en el siglo XX, indicando que fue un «adelantado a su tiempo». En Baena jugó un papel cultural muy activo,  impulsando la celebración del primer centenario del nacimiento de José Amador de los Ríos (1918) o fundando en 1921 el periódico ‘Trabajo’ en Baena.

Buscó las aplicaciones de la economía, su pasión, a la mejora de los problemas económicos españoles, para aportar soluciones, en opinión de Sánchez Lissen. «Su obra científica está escrita con un lenguaje riguroso y claro (…). Todo ello, iba acompañado de una actitud crítica que mostraba a un economista valiente e independiente, preocupado ante todo por resolver nuestros problemas económicos, para que nuestro país se situase entre los más adelantados del mundo». Rocío Sánchez Lissen,  la profesora titular de economía aplicada de la Universidad de Sevilla, indica que son destacadas sus aportaciones a la historia económica, pero también a la economía monetaria: sus ideas sobre el turismo y la política agraria. En cuanto al turismo  Bermúdez Cañete se dio cuenta de que su protagonismo debía aumentar para poder paliar así  el déficit comercial exterior,  demandando al mismo tiempo la mejora de la red ferroviaria para facilitar la llegada a las ciudades andaluzas. Según Sánchez Lissen, creó el término de la «Costa del Sol». En el caso de la agricultura, uno de sus estudios principales se centró en el mercado del aceite de oliva y la necesidad de incrementar la exportación para dar salida al excedente interior y para ayudar a reducir el déficit exterior, denunciando la entonces ya descomunalmente amplia cadena de intermediarios.

Miembro de la Asociación Católica de Propagandistas, participó activamente en la vida política nacional. Comenzó militando en Acción Nacional. Diputado de la CEDA por Oviedo en febrero de 1936. Otro periodista cordobés nacido en el mismo pueblo que Cañete, Baena,  Fernando Vázquez Ocaña (1898- 1966) asumió en un artículo publicado en 1929 unas palabras de Bermúdez Cañete: «Agricultura no es civilización». Esta expresión  señalaba la importancia de diversificar la economía frente a la preponderancia del sector agrario en la mayoría de las zonas rurales españolas, impulsando sectores como el turismo o la industria. Vázquez Ocaña fue elegido diputado por el Partido Socialista en 1933, y Bermúdez Cañete por la CEDA en 1936: primero se exilió a México en 1940.  Bermúdez Cañete fue apresado el 18 de julio de 1936,  entrando en el corredor de la muerte del Frente Popular, del que salió asesinado el 21 de agosto de 1936, en la puerta de la checa instalada en el Círculo de Bellas Artes de Madrid donde había sido injustamente juzgado y desvalijado previamente por quienes ahora nos quieren hacer creer que defendían la democracia, la ciencia, el respeto, la tolerancia por los mismos que sostienen la leyenda progre y su aserto de que la ciencia y la fe son incompatibles: por ello o no admiten la existencia de científicos creyentes, o si escriben sobre alguno, podan su faceta de creyentes. Sus ancestros ideológicos, para demostrar tal mentira, sencillamente los eliminaban: algo hemos avanzado desde entonces, al menos de momento.

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