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Católicos y científicos: Alfredo Floristán, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC

Católicos y científicos: Alfredo Floristán, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC

Que la razón no se contradice con la fe sino que se siente ayudada es algo de lo que tenemos experiencia muchas y muchos. Que la religión y el desarrollo científico de los pueblos ha ido unido, es algo que en Occidente sólo puede negar un laicista. El Magisterio de la Iglesia Católica de todos los tiempos no deja lugar a duda de tales afirmaciones.

Pero en la España del Siglo XX, con la que nos está cayendo precisamente de laicismo, incluso los católicos a veces dudamos de todo ello. Por lo mismo, parece de interés caer en la cuenta de la existencia de muchos personajes relevantes en los que fe y razón, o ciencia y religión se dieron la mano en el seno de la Iglesia Católica, como es el caso de Alfredo Floristán (Arguedas 1921- Madrid 2009).

Nacido en una familia Navarra de agricultores, se licenció en Filososfía y Letras en la Universidad de Zaragoza, en 1945, defendiendo cuatro años más tarde su tesis doctoral “La Ribera Tudelana de Navarra”, recibiendo por ella el premio Menéndez Pelayo del CSIC. Para muchos se trata de la primera tesis moderna en geografía regional. Completó formación en la Universidad de Burdeos con una beca de la Fundación Rockefeller y fue profesor ayudante de la Universidad de Zaragoza durante 5 años, tras lo cual fue catedrático en la Universidad de Granada (1955-1958), Zaragoza (1959-1961) y finalmente ganó la cátedra en la Universidad de Navarra, donde se jubiló. Pequeño y Gran Atlas de Navarra, Geografía de Navarra (6 tomos), Geografía de España y del mundo (obras estas que coordinó), así como más de un centenar de artículos de geografía rural. Fue condecorado con la Medalla de Oro de Navarra, y nombrado Hijo Predilecto de Arguedas, Zahorí de Plata, Bardenero Mayor, etc. Los testimonios de admiración y cariño son numerosos en Internet.

Casado y padre de seis hijos, fue despedido con misa funeral en la Parroquia de San Esteban de Arguedas, en las que familia, amigos, compañeros y alumnos le tributaron el último adiós. El presbítero, don Santiago Cañardo, comentó en la homilía: “Se formó en una familia cristiana, donde salieron hijos sacerdotes,,,su convicción interna en la fe le llevaba a edificar su existencia sobre roca firme…hizo de su vida un acto de amor a la tierra que le vió nacer”. Su hijo Alfredo diría al final de la celebración “…Espero que nos ayudéis en la fe, como la tuvo mi padre”.

Un científico catedrático de universidad que además era católico practicante, al igual que el ilustre Manuel de Terán, también geógrafo, o salvando las distancias como el que suscribe, o como tantos otros a los que su fe, recibida como un regalo de Dios, como lo que es en realidad, no les impidió estudiar, investigar y generar conocimiento, ayudados e impulsados en esa y otras tareas cotidianas de su vida por el verdadero conocimiento, la verdadera sabiduría, la ciencia que viene de Dios y que no puede ser contraria a la de su imagen.

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