Tras la muerte de Georg Ratzinger, hermano de Benedicto XVI, el Papa Francisco le escribió una carta resaltando que el propio papa emérito “tuvo la delicadeza de comunicarme antes que a nadie la noticia de la muerte de su amado hermano”. Francisco expresaba su deseo de renovar a su predecesor “la expresión de mi más sentido pésame y de mi cercanía espiritual en este momento de dolor” y asegura su oración “de sufragio por el llorado difunto, para que el Señor de la vida, en su misericordiosa bondad, lo introduzca en la patria del cielo y le conceda el premio preparado para los fieles servidores del Evangelio”.
Por último, el Papa señalaba que reza también por el propio papa emérito: “Invocando del Padre, por la intercesión de la Santísima Virgen María, el sostén de la esperanza cristiana y el tierno consuelo divino. Siempre unidos en la adhesión a Cristo Resucitado, fuente de esperanza y paz”.
