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Carta del obispo Josep Àngel Saiz Meneses, obispo de Terrassa, para la Santísima Trinidad

Carta del obispo Josep Àngel Saiz Meneses, obispo de Terrassa, para la Santísima Trinidad

Nuestros hermanos de los monasterios (26/05/2013), es título de la Carta del Josep Àngel Saiz Meneses, obispo de Terrassa, para la Santísima Trinidad

En este domingo dedicado a la Santisima Trinidad celebramos en la Iglesia la llamada Jornada pro Orantibus, un día en que vivimos la solidaridad de las comunidades cristianas con los monasterios de vida contemplativa, con las monjas y los monjes que dan en nuestro mundo un testimonio de fe, de silencio, de vida austera y escondida en Dios y de oración por  todos.

Con toda razón los recordamos en el domingo de la Santísima Trinidad, el misterio del Dios uno y trino, del Dios que es amor y es comunidad de amor. Hoy contemplamos el amor de Dios que se nos ha manifestado plenamente en Jesucristo el cual, como dice San Juan de la Cruz, es la Palabra del Padre salida del silencio, la Palabra definitiva de Dios Padre al mundo, porque no tiene otra más perfecta. Una palabra que se hace viva y operante en el mundo gracias a la acción del Espíritu Santo.

En Cristo y en el Espíritu Santo, las personas consagradas a Dios hacen de toda su vida un don, una ofrenda para el bien del mundo. De esta manera, en su vida expresan la vocación de todo bautizado: vivir una vida entregada al servicio de Dios y de los hermanos, en la diversidad de las vocaciones humanas y cristianas.

Por esto, en esta solemnidad de la Santísima Trinidad, que es como la cima de todo el año cristiano, expresamos nuestra solidaridad espiritual y humana con las comunidades de vida contemplativa. Aprovecho la ocasión para darles una vez más las gracias por su vida y por su testimonio. Procuro visitarlas –en especial al hacer la Visita pastoral – y saben que cuentan con la estima de toda la comunidad diocesana y por supuesto del obispo. Estas comunidades son como el pulmón espiritual de la diócesis.

El Concilio Vaticano II, en el decreto  Ad gentes sobre la actividad misionera de la Iglesia hace una afirmación que me parece oportuno destacar en esta jornada. Dice así. “los institutos religiosos de vida contemplativa han tenido hasta ahora y siguen teniendo una gran participación en la evangelización del mundo”. Actualmente somos muy conscientes que la evangelización no es sólo una necesidad de los países de misión, sino que “todo el mundo es tierra de misión” y de una manera especial los países de antigua tradición católica, en los que muchos, no obstante,  se han alejado de la fe o de la práctica religiosa.

Por esto, esas comunidades de vida monástica son un factor decisivo para la evangelización. No es de extrañar que el Concilio Vaticano afirme que “reconoce de buen grado sus méritos, da gracias a Dios por tantos servicios prestados para gloria de Dios y en servicio de los hombres y les exhorta a que prosigan sin desfallecer la obra comenzada” (Ad gentes, 40).

Pidamos hoy, de manera especial, que no les falten vocaciones para dar continuidad a la obra que realizan para el bien de la Iglesia y del mundo, a la luz de la fe.

+ Josep Àngel Saiz Meneses

Obispo de Terrassa

 



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