«Fomentemos el derecho a la vida, junto a la libertad religiosa y a la libertad de los padres para educar a sus hijos, que son bienes innegociables»
Ante las próximas elecciones del 23 de julio no tengo la intención de decir a quien hay que votar. Esa decisión política recae en cada ciudadano. Pero ante las votaciones es necesario recordar algunos principios sobre la vida social y política de la Doctrina Social de la Iglesia, para ayudar, particularmente a los diocesanos, a tomar su decisión a la luz de una conciencia debidamente formada.
En primer lugar, debo llamar a la participación ejerciendo nuestros derechos democráticos. No es legítimo mirar hacia otro lado. Sabiendo, sin embargo, que nuestra contribución al bien común y a la sociedad no se acaba depositando una papeleta cada cuatro años. La participación en la vida social y política debe ser un compromiso mantenido en la vida de cada día.
Los programas electorales no carecen de importancia. No nos quedemos en eslóganes y etiquetas que no favorecen el análisis inteligente de las diversas propuestas.
Pido a los políticos, que no multipliquen promesas que no podrán cumplir y que no nos oculten los problemas reales en la vida social, económica, política … Hay que mejorar la sanidad, los servicios sociales, la atención a los mayores, inmigrantes, parados de larga duración.
Fomentemos el derecho a la vida, junto a la libertad religiosa y a la libertad de los padres para educar a sus hijos, que son bienes innegociables. Valoremos la familia como factor esencial de educación, armonía y estabilidad, y como ámbito privilegiado para cuidar y promover la vida. Revitalicemos el Pacto Constitucional y respetemos la dignidad de las instituciones.
Es urgente dar respuesta al ‘invierno demográfico’ valorando la paternidad y la maternidad, las circunstancias de vivienda y las condiciones laborales. Evitemos de raíz los suicidios que proliferan hoy día, especialmente las muertes dramáticas entre personas que han mantenido vínculos afectivos. Además, preocupémonos por cultivar la salud mental.
No podemos esperarlo todo de la política. Hay vida social, cultural, relacional más allá de la dimensión política que tienen muchas de nuestras acciones y actividades.
Que el Señor nos ilumine y nos bendiga a todos para saber actuar en conciencia
+ Manuel Sánchez Monge
Obispo de Santander
