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Carta del arzobispo de Zaragoza, Manuel Ureña, ante el Año Jubilar Teresiano

Carta del arzobispo de Zaragoza, Manuel Ureña, ante el Año Jubilar Teresiano

AÑO JUBILAR CON MOTIVO DE LA CELEBRACIÓN DEL V CENTENARIO DEL NACIMIENTO A ESTE MUNDO DE TERESA DE JESÚS, LA SANTA DE ÁVILA

El 28 de marzo de este año de gracia de 2014 se cumplieron los 500 años del nacimiento de Santa Teresa de Ávila.

Y, con motivo de esta preciosa efemérides, vamos a celebrar en todas las Iglesias particulares de España un Año jubilar teresiano. Como dice explícitamente la propia Teresa en el cap. IV del Libro de la Vida, a los dieciocho años se decidió a tomar el hábito de carmelita en el convento de la Encarnación de Ávila. Pero, tratando al principio de conciliar lo inconciliable, esto es, la vida regalada que traía del mundo con la vida de oración, y la afición de Dios con la afición de las criaturas, cayó en la cuenta un día, por especial gracia divina, de que aquella situación era insostenible y sólo le traía infelicidad, pues, como ella misma confiesa (cf Libro de la Vida VIII, 1),

“cuando estaba en los contentos del mundo, en acordarme de lo que debía a Dios era con pena; y cuando estaba con Dios, las aficiones del mundo me desasosegaban. Ello es una guerra tan penosa que no sé cómo un mes la pude sufrir, cuanto más tantos años”.

 

Pero sobrevino, al fin, la conversión. Apenas llegada Teresa a los cuarenta años, akmé de la vida, acaeciole que cierto día entró en el oratorio y vio una imagen que habían traído para guardarla allí. Era de Cristo, nos dice ella, muy llagado, un lastimoso y tierno Ecce Homo. Al verlo, Teresa se turbó en su ser, porque aquella imagen representaba muy a lo vivo todo lo que el Señor había padecido por nosotros. “Arrojeme cabe él – nos cuenta – con grandísimo derramamiento de lágrimas” (Libro de la Vida IX, 1). Y, desde aquel trance, el espíritu de Teresa se tornó un volcán en ebullición, desbordante de plenitud y de fuerza.

 

Varios años después, en 1562, Teresa de Jesús, monja de la Encarnación de Ávila, advierte dentro de sí los primeros susurros del Señor, que la impulsan a la gran empresa de la reforma del Carmelo. ¿Por qué no volver al fervor y al rigor de la regla primitiva? Y es entonces cuando funda el convento de San José de Ávila, primero de los quince Carmelos que habría de establecer en España.

Con san Juan de la Cruz, Teresa de Ávila introdujo la gran reforma carmelitana. Sus escritos son un modelo seguro en los caminos de la plegaria y de la perfección. Murió a la edad de 67 años en Alba de Tormes, al anochecer del 4 de octubre de 1582. Pablo VI la declaró doctora de la Iglesia el 27 de septiembre de 1970.

¿Cuál va a ser el contenido de la celebración del V Centenario del nacimiento de la Santa de Ávila? El Plan de Pastoral 2011-2015 de la Conferencia Episcopal Española (CEE) prevé como acción prioritaria promover la pastoral de la santidad. Por eso, la propuesta A6 del referido Plan de Pastoral insiste en la celebración de un Año jubilar teresiano enriquecido con el don de la indulgencia plenaria. Se explica así que el Presidente de la CEE solicitase en su día al Santo Padre (2 de diciembre de 2011) dicho Año jubilar, cuya gracia mayor nos fue concedida el pasado 24 de abril por medio de la Penitenciaría Apostólica a tenor de la normativa vigente para la obtención de la indulgencia parcial y de la indulgencia plenaria.

Esta última – dice el rescripto de la Penitenciaría Apostólica – podrá ser lucrada por los fieles verdaderamente arrepentidos, siempre que éstos cumplan las condiciones acostumbradas

y la obra prescrita. En relación con el rescripto de la Penitenciaría Apostólica, cada uno de los obispos deberá elegir sus templos jubilares, teniendo presentes aquellos de monjas y frailes, incluidos los monasterios.

Finalmente, al tiempo que el Año jubilar teresiano persigue favorecer la obtención de la santidad, aspira también a practicar la evangelización, siempre necesaria para el logro de la santidad. Bien nos lo acaba de recordar el papa Francisco en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium. Y mucho están trabajando en esta dirección los tres organismos responsables del V Centenario: la Secretaría General de la CEE; la Familia carmelitana; y la Diócesis de Ávila.

Me permito enunciar algunas de las acciones evangelizadoras que la CEE propone llevar a cabo: apertura solemne del año jubilar en Ávila, el 15 de octubre de 2014; peregrinación jubilar de los obispos de la CEE a Ávila como clausura de la Asamblea Plenaria de abril de 2015; celebración de un encuentro europeo de jóvenes en Ávila en agosto de 2015; celebración de un congreso nacional sobre la oración, organizado por la Facultad de Teología de la Universidad San Dámaso, de Madrid; realización de un evento que propicie el diálogo fe-cultura (atrio de los gentiles, jornadas, etc…), en el que se presente la mística teresiana como fundamento de su expresión literaria; celebración del Jubileo de la Vida consagrada; y celebración solemne de la clausura del año jubilar en Ávila el 15 de octubre de 2015.

La Delegación de Catequesis de nuestra Diócesis hará públicas en breve las acciones evangelizadoras que creemos oportuno realizar en la Iglesia de Zaragoza durante el año jubilar teresiano, así como también los templos en los cuales se podrá obtener el don de la indulgencia plenaria.



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