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Carta a los niños de primera comunión y a sus padres, por Eusebio Hernández Sola

Carta a los niños de primera comunión y a sus padres, por Eusebio Hernández Sola

 Queridos hermanos y amigos: En este día de Pentecostés en pleno mes de mayo quiero dirigir esta carta semanal a los niños y niñas que en estos días celebráis vuestra primera comunión. Nuestras parroquias se convierten en un lugar de fiesta para todos porque, vosotros, los miembros más pequeños de cada comunidad os acercáis por primera vez a recibir a quien es vuestro mejor amigo: Jesús.

A lo largo de la catequesis que habéis recibido en vuestra preparación para la primera comunión, habéis descubierto que sois discípulos de Jesús. El discípulo es aquel que vive unido a Jesús, le conoce, le ama y, sobre todo, lo intenta imitar. Vosotros en vuestra niñez también habéis escuchado la voz de Jesús que os llama y os dice: “Sígueme” (Mateo 9,9). Con Él podéis seguir una aventura a lo largo de toda vuestra vida siendo sus discípulos y amigos.

Para aquellos que conocemos a Jesús, sabemos que Él no es un hombre más. Nosotros que lo conocemos, lo escuchamos y lo amamos; sabemos que cuando somos sus amigos y hacemos lo que Él nos dice, nos llenamos de alegría, porque Él nos quiere, nos perdona, nos ayuda cuando lo necesitamos y nunca estamos solos.

Especialmente los cristianos nos damos cuenta que Jesús está con nosotros cuando celebramos la Misa, es ahí donde nos damos cuenta que Él está resucitado y vive entre nosotros. Por eso es tan importante que después de vuestra primera comunión vayáis a Misa todos los domingos.

Como amigos de Jesús y miembros de la Iglesia, los cristianos acudimos cada domingo al encuentro con el Señor y los hermanos, para orar, para celebrar la Eucaristía. Todos los que formamos la Iglesia somos seguidores de Jesús y por eso formamos una gran familia que necesita reunirse para celebrar una fiesta cada semana.

Pedidle a vuestros padres o abuelos que os ayuden y acompañen para ir a la Misa del Domingo cada semana. También será importante que podáis seguir en algún grupo de catequesis o en alguna actividad que os propongan en vuestras parroquias.

Quiero también dirigir una parte de esta carta a vuestros padres. En primer lugar os quiero felicitar ya que, junto a la preocupación por dar lo mejor en el aspecto humano a vuestros hijos, habéis querido también que no les falte una formación cristiana. Os habéis preocupado de que asistan a la catequesis e incluso algunos habéis colaborado en la parroquia como catequistas.

Con vuestros hijos estáis llenos de ilusiones y esperanzas, esperáis que crezcan sanos, que adquieran una formación, que se asienten en la vida y que tengan un futuro tranquilo y feliz. Todo esto es muy importante, pero también lo es la actitud que tengan ante la vida. La Iglesia y cada una de las parroquias quiere colaborar en este aspecto con vosotros. Por ello os ofrece la posibilidad de estudiar religión en la escuela y la catequesis en las parroquias. La catequesis, que pueden seguir teniendo después de la primera comunión, les ayudará a seguir descubriendo valores para su vida.

Como padres cristianos que sois, con vuestra dedicación y entrega llena de amor y de cariño, les ayudáis a comprender el valor que tiene vivir como Jesús que pasó haciendo el bien. Estoy seguro que no sólo os conformáis con que vuestros hijos tengan éxito en la vida, que sobre todo queréis que sean personas con valores que enriquezcan su vida y la de la sociedad.

En este día de Pentecostés pido al Espíritu Santo que a todos nos dé la fuerza para vivir unidos y formar, también en cada familia, la gran familia de los hijos de Dios.

Con afecto os bendigo y os felicito de todo corazón.

+ Eusebio Hernández Sola, OAR

Obispo de Tarazona



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