Desde hace diez años la guerra en Siria sigue siendo de una vigencia dramática. Después de haber pasado por varias fases, con la intervención internacional de agentes externos, este conflicto bélico se perpetúa como uno de los más complejos de nuestra historia reciente. Las continuas hostilidades en zonas localizadas, los constantes desplazamientos, los retornos espontáneos, la pandemia sanitaria y la erosión sostenida de la capacidad de recuperación de las comunidades es, tal y como nos narran desde Cáritas Internacional, el pan de cada día de los millones de niños sirios.
Para muchos de ellos, su vida está marcada por la guerra. No conocen nada distinto. Han aprendido a esconderse al primer ruido de las bombas, han dicho adiós a sus seres queridos y amigos obligados a emigrar o muertos a consecuencia del goteo combatiente.
Escuelas para Siria
Con todo ello, el mayor riesgo para todos estos niños no es lo ya vivido sino el que les sea arrebatado su futuro.
A finales de 2019, ya se estimaba que 2,45 millones de niños sirios, es decir, uno de cada tres, no estaban escolarizados. Además, la crisis de la covid-19 ha expulsado a otro 50% de ellos del sistema educativo, con el resultado de que dos tercios de los niños no reciben una formación reglada y corren el riesgo de caer en el trabajo infantil.
Una generación sin formación puede suponer un impacto devastador en el futuro del país.
Es por ello que Cáritas hace un llamado a la colaboración internacional para ayudar a sacar a las familias de la pobreza —ocho de cada diez personas en Siria viven por debajo del umbral de la pobreza— y poder apoyar a los niños de la región de Alepo, una de las ciudades de Siria más devastadas por el conflicto.
Las cifras del conflicto que no llega a su fin
En total, se estima que 11,1 millones de personas necesitaron algún tipo de ayuda humanitaria en 2020, de los cuales 4,7 millones sufren grandes necesidades. Además, 6,7 millones de personas son desplazados internos. La crisis económica, junto con el impacto directo e indirecto de la pandemia, aumentarán aún más el número de personas que requerirán cubrir sus necesidades más básicas durante el resto de 2021 y más adelante.
Como es habitual en este tipo de circunstancias, son los niños, las mujeres embarazadas y lactantes, las niñas, las personas con discapacidad, los ancianos y otros grupos o individuos con necesidades específicas los que más sufren de esta lacerante situación. Es imprescindible no relegarles al olvido.
