El pasado domingo 24 de enero tuvo lugar el Día Internacional de la Educación. En este contexto, Cáritas ha querido, un año más, alertar sobre la desigualdad educativa que afecta a los más jóvenes de nuestro país en el contexto de la covid-19.
Durante los meses de pandemia, el acompañamiento educativo a los menores y jóvenes que viven en hogares vulnerables y en situación de exclusión social ha sido uno de los ejes prioritarios del trabajo desarrollado por Cáritas en el ámbito de la infancia, la adolescencia y la familia. A causa del coronavirus, esta labor se enfrenta a los retos añadidos de una crisis que está sometiendo a una enorme presión a los sistemas educativos y, especialmente, al alumnado y al personal docente.
La relación directa entre una educación pobre y sin recursos junto a un contexto de falta de oportunidades supone, generación tras generación, la transmisión de una situación de vulnerabilidad endémica que solo es posible erradicar a través comunidades con un profundo espíritu crítico y sentido cívico.
La actual situación sanitaria está evidenciando hasta qué punto el sistema educativo está dañado y urgencia de articular respuestas y cambios inmediatos.
Efectos en las familias acompañadas por Cáritas
Según los datos del Observatorio de la Realidad Social de Cáritas en 2020, en más del 60% de hogares atendidos por Cáritas, al menos un menor de edad tuvo dificultades para terminar el curso a causa de la pandemia y se vio afectado seriamente en su rendimiento escolar al no poder seguir el ritmo marcado por el centro de enseñanza. Otro 27% tuvo serias dificultades en el seguimiento escolar por falta de medios, con las consecuencias de que un 19% hayan tenido que repetir curso y un 2% abandonaran los estudios.
Este marco circunstancial fuerza a tomar una serie de medidas para cambiar una tendencia alarmante: España tiene la peor tasa de abandono escolar entre los jóvenes de la Unión Europea y sus estudiantes están por debajo de la media de la OCDE en el informe PISA sobre excelencia académica en ciencias.
Decálogo para una educación inclusiva y de calidad
Urge, por todo ello, construir una nueva realidad para una educación inclusiva y de calidad que rompa con las desigualdades educativas. Para ello, Cáritas apuesta por situar a la educación entre las principales prioridades sociales con la adopción de medidas estructurales y preventivas basadas en este decálogo de propuestas:
- Dotación a los centros educativos y a los hogares con soluciones tecnológicas que democraticen el aprendizaje y trasladen la escuela de manera efectiva a toda la sociedad para asegurar que todos podemos conectarnos y desconectarnos.
- Metodologías alternativas de aprendizaje (en educación formal e informal) que promuevan los aprendizajes a lo largo de toda la vida, adaptando los conocimientos a los estudiantes, y no al revés, y centrándonos no sólo en los contenidos curriculares sino en otro tipo de aprendizajes humanistas, como son la gestión de las emociones, la activación de un pensamiento crítico o el desarrollo de habilidades sociales, valores y capacidades tales como el esfuerzo.
- Medidas de continuidad en el sistema educativo con las máximas garantías e igualdad de oportunidades posibles para todos los estudiantes, dotadas de medidas y alternativas contra el fracaso y absentismo educativo para reducir el abandono escolar.
- Escolarización de calidad de 0-3 años.
- Participación de los niños, niñas y adolescentes en sus propios procesos educativos, de manera que la infancia y juventud no sean los destinatarios, sino los protagonistas que son de sus procesos.
- Impulsar el empleo y conciliación familiar con propuestas creativas y conciliadoras que pongan el foco en los menores de edad y no sólo en la necesidad laboral de los adultos.
- Gratuidad real y efectiva en la educación obligatoria, reforzando el sistema de becas actual al alumnado de todos los cursos y poniendo el acento en las necesidades socioeconómicas.
- Detección temprana de dificultades con estrategias de prevención y seguimiento individualizado y colectivo. Ese objetivo de vería facilitado si las ratios por clase fueran menores.
- Formación y especialización del profesorado y otros profesionales especializados de apoyo en los centros educativos (como educadores, trabajadores sociales, profesores de apoyo, etc.)
- Acceso a actividades extraescolares gratuitas que garanticen el derecho de la infancia y adolescencia a la participación, al juego y a la igualdad de oportunidades de aprendizaje.
