En la carta pastoral de este domingo, el cardenal y arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, ha reflexionado sobre la necesidad del desierto para avanzar en nuestra vida espiritual durante esta Cuaresma.
«En este tiempo, busquemos un lugar tranquilo para estar con Él. Dios quiere vivir en nuestro interior y transformar nuestra vida».(…) «El Antiguo Testamento nos enseña que el desierto es el lugar del encuentro con Dios. Dios quiere llevarnos al desierto para hablarnos al corazón (cf. Os 2,16) y ser la luz que ilumine nuestros pasos. Él sale a buscarnos todos los días. Dios no se cansa nunca de darse a nosotros. Ojalá nunca nos cansemos de recibirlo».
La misiva continua hablando de las distintas formas que tiene Dios de manifestarse en nuestra vida, siendo una de las principales a través de su Palabra. El que también es presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Omella, nos anima a estar muy pendientes de la Sagrada Escritura durante estos días «pues toda la Escritura es inspirada por Dios y además es útil para enseñar, para educar en la justicia y para preparar al hombre para hacer siempre el bien (cf. 2Tim 3,16)».
40 días y 40 noches de «numerosas pruebas y dificultades»
Tal y como prosigue el cardenal Omella, en el Evangelio de hoy se nos cuenta cómo Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu Santo. Allí aprendió a enfrentarse a numerosas pruebas y dificultades. Allí también se encontró con Dios. «Es por ello, que salió del desierto preparado para llevar la Buena Nueva del Evangelio a los hombres y a las mujeres de su tiempo (cf. Mc 1, 12-15)».
Es por ello que a juicio de Omella, «la Cuaresma es un tiempo de escucha amorosa de la Palabra de Dios». Y la invitación que se nos hace a todos los feligreses es que leamos la Palabra con humildad, para renovar nuestro corazón y gracias a la oración basada en las escrituras, «nacerá en nosotros el amor a Jesús y a los hermanos. Si la escuchamos en comunidad, nos convertiremos en el pueblo de Dios».
Cuaresma: una oportunidad para ejercer la caridad mediante la limosna
Esta ocasión, dice el prelado, que nos brinda la meditación de la Sagrada Escritura en tiempo cuaresmal, debe ser un revulsivo para ocuparnos de los más pobres. «Ellos solo tienen a Dios como defensor. Si somos capaces de estar a su lado, seremos como una luz que brilla en medio de las tinieblas de sus vidas».
Implorando a la Virgen María, Omella pide que nos dejemos llevar por ella de la mano durante la preparación para el Triduo Sacro. «Ella nos enseñará a escuchar la Palabra, a guardarla en el corazón y a llevarla a la práctica. Que ella nos acompañe durante los cuarenta días que llevan a la Pascua».
«Busca el silencio, ten alerta el corazón, calla y contempla»
