«Toda la sociedad está esperanzada en que se logre una vacuna que permita acabar con la pandemia, encontrar una vacuna es necesario para afrontar un problema de salud pública, que además afecta globalmente a todo el mundo, por ello también confío en que quienes tengan en ello la responsabilidad, actúen con generosidad y la pongan a disposición de todos, también del tercer mundo, que la vacuna llegue a todos y se actué por el bien común».
El cardenal se expresó así ante las informaciones internacionales publicadas acerca de varias líneas de investigación que plantean problemas bioéticos en la producción y uso de vacunas contra el COVID-19, en las que, según se afirma, se han utilizado para su fabricación células humanas de abortos, como señaló el pasado 12 de junio la revista Science en el artículo «Las vacunas que usan células fetales humanas fuertemente criticadas».
De las 130 líneas que se están desarrollando para obtener vacunas contra el COVID-19, solamente en 6 se han utilizado células fetales humanas, por lo que sí que existen otras alternativas para la producción y uso de dichas vacunas. Según estas informaciones, las primeras vacunas que estarían disponibles para uso clínico, serían las que precisamente se han desarrollado a partir de líneas celulares obtenidas de abortos provocados, por lo que el uso de estos seis proyectos de vacunas está suscitando una amplia polémica bioética.
