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Canción «Pascua B7-1». Música popular «Como el ciervo»

CANCIÓN «PASCUA B7-1». Música popular «Como el ciervo»

Cf San Juan Pablo II, Homilía en Bruselas 19-5-1985

  1. En espera del Paráclito, / les resuena la_oración / de Jesús, del Jueves Santo, / «Padre_en ti tú guárdalos».

           «Por ellos yo me consagro, / que_ellos, pues, conságrense / de verdad».

                   O bien:

          Orando son con María, / y de Cristo_es resonar / lo que_habló.

  1. «Padre, no_es de_aquí los saques, / sí del mal tú los librar, / santifícalos en tu_Hijo, / que_es tu Verbo, tu Verdad».

  1. «Yo por ellos me consagro»: / todo_al Padre me doy yo, / a_él mi vida toda_ofrezco / por todo_hombre_y voy a Dios.

  1. Es lenguaje del diálogo / que mantiene_el Hijo Dios / con su Padre,_y pone_el sello / sobre su_obra_el Redentor.

  1. En aquel «yo me consagro», / sábese la_Iglesia_estar / comprendida, que_ella nace / del Jesús se consagrar.

  1. Carne toma_el «me consagro» / cuando Cristo_en cruz ya_está; / «Padre_a todos santifica / –dice–_en mí, soy la Verdad».

         Cf Benedicto XVI, Jesús de Nazaret-2, IV, 2, Santifícalos en la verdad: «Entre los dos versículos (de Jn 17), el 17 y el 19, que hablan de la consagración de los discípulos, hay una ligera pero importante diferencia. En el versículo 19 se dice que ellos han de ser consagrados “en verdad”: no solo de manera ritual, sino realmente, en todo su ser. Así creo que debe traducirse este versículo. En el versículo 17, en cambio, se dice: “Santifícalos en la verdad”. Aquí, la verdad es considerada como fuerza de la santificación, como “su consagración”.

         Según el Libro del Éxodo, la consagración sacerdotal de los hijos de Aarón tiene lugar mediante su revestimiento con las vestiduras sagradas y con la unción (cf Ex 29, 1-9); en el ritual del día de la Expiación se habla también de un baño completo antes de ponerse las vestiduras sagradas (cf Lv 16, 4). Los discípulos de Jesús son santificados, consagrados “en la verdad”. La verdad es el baño que los purifica, la verdad es la vestidura y la unción que necesitan.

         Esta “verdad” purificadora y santificadora es, en último análisis, Cristo mismo. Han de ser sumergidos en él, han de ser como “revestidos” de él y, de este modo, hacerse partícipes de su consagración, de su cometido sacerdotal, de su sacrificio».

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