Se han vuelto a reavivar las esperanzas de paz en Camerún. Y en ello tiene mucho que ver la Iglesia católica y su labor callada, entre bambalinas, para sentar en una misma mesa al gobierno y a los separatistas de la región anglófona de Ambazonia. Representantes oficiales de ambas partes se reunieron en la primera semana de julio, y ello ha creado una perspectiva para el cese de hostilidades, algo que no se había podido lograr siquiera durante el periodo de bloqueo por la pandemia.
La cita tuvo lugar en la residencia del arzobispo de Yaundé, Jean Mbarga, prueba inequívoca del papel activo de la Iglesia, a nivel histórico, en la búsqueda de la reconciliación y de la paz. «La Iglesia no es un actor principal, sino que trabaja constantemente detrás de la escena», ha confirmado el arzobispo de Bamenda, capital de las regiones de habla inglesa, Andrew Nkea. «Durante mucho tiempo hemos estado operando, en todos los niveles, para fomentar el diálogo, aprovechando el hecho de que ambas partes nos tienen un profundo respeto. Creen en nuestra “neutralidad interesada” y piensan que quizás somos el único interlocutor que puede llevar al país a una paz estable. Aunque los representantes de la Iglesia no se sienten a la mesa de negociación, continuamos en todos los sentidos alentando el diálogo y la búsqueda de un camino de negociación que sustituya definitivamente a las armas».
El prelado ha enfatizado la importancia del encuentro. «Me han confirmado directamente algunas de las personas presentes en la reunión que esta tuvo lugar en un ambiente muy relajado y que las conversaciones fueron francas y claras». Julius Ayuk Tabe, el líder de los separatistas fue sacado de su celda (en una prisión de máxima seguridad en Yaundé, donde se halla recluido desde diciembre de 2018) solo para poder participar en las mismas.
«Las condiciones de los separatistas para garantizar el alto el fuego —explica el arzobispo Nkea— son tres: que los militares abandonen las regiones de habla inglesa y entreguen el control de seguridad a la policía; que todos los prisioneros asociados con la cuestión anglófona sean liberados; y que se proclame una amnistía para todos los separatistas en el exilio. Creo que el gobierno está considerando seriamente las propuestas, también porque se ha dado cuenta de que con el uso de la fuerza el problema nunca se resolverá».
Ambazonia toma su nombre de Ambas Bay, la bahía del río Mungo que en la época colonial marcaba la frontera entre el Camerún francés y el inglés. Esta región anglófona se autoproclamó república independiente en 2017 y desde entonces ha sido escenario de muy serios enfrentamientos armados que han causado más de 3.000 muertes y cientos de miles de refugiados.
«Obviamente —concluye monseñor Nkea— no pueden dar un calendario preciso, pero los separatistas han dicho que están listos en cualquier momento y esperarán el asentimiento del gobierno. Este estaba representado por uno de los responsables de la seguridad nacional, pero tras él está directamente el primer ministro Joseph Ngute».
