Burgos, 12 octubre 2012 · La catedral de Burgos se ha quedado pequeña esta mañana para acoger a los cientos de fieles que, venidos de todos los rincones de la provincia, han asistido a la misa de inauguración del «Año de la Fe».
La ceremonia, llena de símbolos, ha dado comienzo a las 11:30 en el trascoro de la seo burgalesa. Allí, el arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín, ha abierto la puerta del templo, para simbolizar que los fieles burgaleses quieren entrar por la «puerta de la fe», instantes antes de la procesión de entrada. Una procesión con un marcado acento local en la que, acompañando a las imágenes de los santos burgaleses más representativos venidos de todos los rincones de la provincia, el pueblo fiel y los sacerdotes se han acercado hasta el altar mayor entonando las letanías de los noventa y nueve santos y beatos burgaleses.
La eucaristía ha contado con varios elementos que querían marcar el carácter diocesano de la celebración y su valor de testimonio y profesión de fe. Así, una abuela ha entregado el leccionario a su nieto antes de la proclamación de la Palabra de Dios; un misionero burgalés en Chile y las religiosas de Vivar del Cid han participado en la celebración a través de videoconferencia. También se rezó el Credo en medio de cantos y testimonios de cristianos de toda la diócesis. La eucaristía concluyó con la entrega de la «llama de la fe» -bendecida por el arzobispo al inicio de la celebración»- a los catequistas y arciprestes de la diócesis.
El obispo, en su homilía (que adjuntamos), señaló la grandeza que los cristianos tienen en su fe y los invitó a transmitirla a quienes no gozan de esa suerte: «Dios no niega a nadie la gracia de su fe; pero tampoco nos la impone. Desea ardientemente que acojamos el don que nos ofrece, pero quiere que usemos responsablemente nuestra libertad y hagamos el esfuerzo de acoger ese don».

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