La agencia de noticias del Vaticano recogía ayer algunos destacados de la entrevista del Papa emérito Benedicto XVI con el periódico italiano Corriere della Sera.
Entre los asuntos hablados, estuvo sobre la mesa la renuncia al pontificado, que se convirtió en ejecutiva hace ocho años. Para Ratzinger, fue una «elección difícil» pero hecha «en plena conciencia», de la que no se ha arrepentido en absoluto.
«Fue una decisión difícil —explica el Papa emérito—, pero la tomé en conciencia y creo que hice bien. Algunos de mis amigos algo “fanáticos” siguen enfadados, no han querido aceptar mi decisión. Pienso en las teorías conspirativas que le siguieron: algunos decían que era por el escándalo Vatileaks, otros que era por un complot del lobby gay, otros que era por el caso del teólogo conservador lefebvriano Richard Williamson. No quieren creer en una decisión tomada conscientemente. Pero tengo la conciencia tranquila».
La entrevista contó con el apoyo del Georg Gaenswein, su secretario personal y prefecto de la Casa Pontificia de la Santa Sede. Tal y como recoge Corriere della Sera, aunque la mente permanece clara, alerta y viva, el resto de su semblante demuestra una gran fragilidad física.
Benedicto XVI también habló del próximo viaje del Papa Francisco a Iraq, previsto del 5 al 8 de marzo: «Creo que es un viaje muy importante. Desgraciadamente, cae en un momento muy difícil que también lo convierte en un viaje peligroso: por razones de seguridad y por la covid. Y luego está la inestable situación iraquí. Acompañaré a Francisco con mi oración».
