Balance positivo de una Peregrinación
Peregrinación Diocesana de Toledo a Roma, por José Alberto Rugeles MartínezMientras se esperaba en Fuimicino la salida de los vuelos de regreso a la Península ibérica, el comentario general de los peregrinos toledanos era este: “valió la pena”. Y es bien verdad. Valió la pena. El viaje a Italia, de la Peregrinación Diocesana de la Archidiócesis de Toledo fue para todos una rica experiencia.
Comenzaron los actos el viernes por la tarde rezando las Vísperas en la Iglesia Española de Santiago Y Montserrat. Iglesia vinculada a Toledo por la devoción a San Ildefonso y por otras razones. Allí D. Braulio nos recordó el sentido de la Peregrinación.
La visita el sábado por la mañana a los Museos Vaticanos y a la Papal Basílica de San Pedro sirvió a los peregrinos para contemplar maravillas del arte y las huellas del tiempo en la Historia de la Iglesia.
El Sábado por la tarde fue uno de los auges de la Peregrinación: la celebración de la Santa Misa en Rito Hispano-Mozárabe en el marco incomparable del Altar de la Cátedra de San Pedro en la Basílica del Primer Papa de la Historia: San Pedro. Allí oímos a Don Braulio decir que: “muchos han sido los avatares por los que ha pasado el rito Hispano-Mozárabe. Gracias al Concilio Vaticano II, gracias al cardenal Marcelo González Martín y a cuantos le ayudaron a poner de nuevo en disposición de celebrar el venerable rito, en Toledo y en toda España. Hoy con la aprobación de la Santa Sede y la Conferencia Episcopal Española, podemos nosotros gozar de la Eucaristía celebrada con esta expresión litúrgica del rito Hispano-Mozárabe”. Y el Obispo auxiliar, Mons. Fernández Collado leyó el mensaje del Papa Francisco, que entre otras cosas expresaba como es necesario “mantener vivas las raíces por las que el mensaje de Cristo nos ha llegado. Entre ellas se encuentra ese antiquísimo rito”.
Muchos de los peregrinos participaron por vez primera en una Canonización. Y lo hicieron el domingo en la Plaza de San Pedro. Francisco canonizó a tres santas árabes.
En el Baptisterio de la Basílica de San Juan de Letrán tuvimos el domingo por la tarde el rezo de las Vísperas Bautismales. Allí Don Braulio nos dijo: “Es este un momento importante de nuestra Peregrinación pues nuestro Plan Pastoral se centra en la familia como Iglesia doméstica y en la Iniciación Cristiana. Nada hacemos sin la familia. Es importante que nosotros demos gracias por la sangre con que fuimos reunidos, con que agua fuimos bautizados y con que pan somos alimentados. La vida empieza en el Bautismo. Vivir la Fe como un don que se nos ha regalado.
Estamos en la Catedral del Papa. Es importante que se deje correr el agua, el agua de la gracia. Pidamos a la Virgen que de aquí a poco veneraremos en la Basílica de Santa María la Mayor”.
Y en Santa María Maggiore les esperaba el español Cardenal Arcipreste, D. Santos Abril y Castelló, quien junto con Doña Pilar Gordillo y el sacerdote D. Salvador Aguilera explicaron detalladamente la basílica española de Roma.
El lunes fue el día del hermanamiento eucarístico con Orvieto. Su Obispo, Mons. Benedetto Tuzi, esperaba a D. Braulio al entrar al templo catedralicio y luego concelebró la Misa que D. Braulio presidió. En su homilía el Señor Arzobispo pidió a los peregrinos que orasen por la reunión, que la CEI iniciaba ese día en Roma. Les recordó a los fieles que “estamos a la espera del Espíritu Santo. En los alejados hay una Fe sumergida a la que hay darle vida. En esta Iglesia Catedral de Orvieto, en este silencio que nos viene tan bien debemos pedir no tener miedo. Cristo ha dicho Yo he vencido al Mundo. Y debemos dejar de lado lo que nos da el mundo. Debemos dar ejemplo mostrando que es posible. Debemos renovar el encuentro con Jesús y mostrarlo a los demás hombres y mujeres. Pidamos al Señor eso”, concluyó el Arzobispo Rodríguez Plaza.
El martes los peregrinos fueron a Asís. El motivo: el Año de la Vida Consagrada y tras las huellas de San Francisco y Santa Clara, salieron de Roma en un día maravillosamente soleado. D. Braulio en su Homilía en la Basílica del Poverello destacó como a San Francisco y a Santa Clara poco les importaba lo que tenían que dejar o enfrentar. “Y a cada uno de nosotros, en el estado de cada uno, esto nos debe llevar a pensar, como somos. Pertenecemos al Grupo de Jesucristo y debemos seguirlo como Francisco y Clara en el amor a Dios. Las lecturas de hoy, especialmente San Pablo nos hace reflexionar, pues nos damos cuenta como lo que él hizo es lo que nos toca hacer a cada uno. Ser testigos de Jesús. Jesucristo rezó y reza por nosotros. Por cada parroquia, por cada uno de nosotros y con ese sentido del amor. Os exhorto a profundizar vuestro compromiso cristiano en grupos o en las parroquias. No vivimos por completo el tesoro de la Fe. Presentamos aquí el dolor de tantos hermanos nuestros perseguidos y debemos dejar desarrollar en nuestro corazón la semilla de la Paz. Pidamos a la Virgen que escuche Ella también todo lo que pedimos”.
El miércoles muy temprano fuimos todos a la Audiencia con el Papa. Una maravillosa y clara catequesis sobre la familia. El Papa Francisco señaló que: “que los padres no dejen en manos de expertos toda la educación de los hijos”, y al saludar en español a los peregrinos de Toledo dijo: “sabéis hacer ruido”. Don Braulio le entregó los regalos que se le llevaban y lo que los niños de Primera Comunión le enviaban. Dos representantes de la Peregrinación le saludaron personalmente en nombre de todos los demás peregrinos.
Balance positivo sin duda de un viaje inolvidable. Como bien lo dijo el Señor Arzobispo: “El Papa ha sido muy afectuoso. Nos vamos muy contentos, porque gracias a Dios todas nuestras expectativas se han cumplido”.
D. Braulio, D. Ángel, D. Emilio, D. José Antonio, D. Carlos, D. Ramón, D. José Manuel, Pilar y tantos otros como D. Salvador Aguilera en Roma –dedicado y entregado a la organización de la Misa en San Pedro y de tantas otras cosas- pueden estar contentos.
¡Valió la pena!. Balance positivo.
Y ahora… a trabajar, a llevar esa alegría de Cristo a los demás.

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