A las 11:30 horas comenzaba la solemne apertura del Año de la Fe, presidida por el Obispo de la Diócesis, Monseñor Leonardo Lemos, contando con la presencia de un centenar de sacerdotes, además de numerosos religiosos y religiosas y seglares que participaban así en el primero de los actos que nos congregarán a lo largo de este año en la S. I. Catedral de Ourense.
Después de bendecir a los fieles con el agua que nos recuerda nuestros compromisos bautismales, Monseñor Lemos destacaba en su homilía el legado que nos dejaron nuestros antepasados, “testimonios evidentes de su fe, a través de bellísimos templos, comenzando por esta Catedral; todo esto ha configurado el paisaje de nuestra tierra, villas, pueblos y ciudades, dejando así una huella que ha vencido el tiempo y las circunstancias adversas de nuestra historia. Y lo han hecho, aún careciendo de los medios excepcionales que hoy poseemos, porque tenían fe”.
El Sr. Obispo nos recordaba que la fe “no es algo que ha caído del cielo. Es un don de Dios, que hemos recibido a través de nuestros padres, abuelos, padrinos, catequistas, maestros, sacerdotes, amigos… una fe que, en la media en que la transmitimos a los demás, se hace más viva”.
Por otra parte, y recordando las palabras que dirigía a los ourensanos en su llegada a la Diócesis, Monseñor Lemos insistía en la importancia d ela unidad: “cuanto más unidos nos encontremos, con más esperanza podremos afrontar el futuro”. En el Año de la Fe, la Iglesia nos pide que nos convirtamos, “una conversión que supone un cambio de nuestras estructuras pastorales, para que puedan adaptarse a la nueva misión evangelizadora que propone la Iglesia y que el pueblo necesita. Debemos dar un salto de calidad en lo que se refiere a nuestras actividades catequéticas, para lograr una maduración en la fe. Debemos apostar por una catequesis rica en contenidos vivenciales, que nos ayude en le proceso de maduración en la fe de las generaciones más jóvenes”. En este sentido, señalaba la importancia de potenciar la formación de los seglares, que son Iglesia y que tienen un papel fundamental en el futuro.
También apuntaba, el Obispo de Ourense, a la fecundidad pastoral de potenciar otras actividades que nos lleven a vivir mejor la celebración de la Eucaristía. “Por otra parte, en algunos templos hay muchas misas, y en otros pueblos no pueden abrir la iglesia para rezar. En este sentido, tenemos que apostar, también, por los pequeños grupos del mundo rural, gentes buenas y acogedoras, que agradecen el más pequeño signo de cercanía por parte de los que hacen presente el ministerio de la Iglesia, cuadno la mayor parte de las instituciones les tienen casi abandonados”:
Monseñor Lemos recordaba, finalmente, la labor caritativa y social de la Iglesia desde sus albores, y nos planteaba llevar a cabo una gran misión, “Misión Ourense”, para ayudar a todos los creyentes a que su fe sea más consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profudno cambio como el que la humanidad está viviendo. (Porta Fidei, 8).
A lo largo del Año de la Fe, entre otros actos y actividades previstas, estarán las distintas peregrinaciones desde los artiprestazgos de la Diócesis a la Catedral de San Martín de Ourense, donde estarán presididos por el Obispo.

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