Ángelus del Papa Francisco tras la misa de clausura del Año de la Misericordia, San Pedro de Roma, domingo 20 de noviembre de 2016
A continuación, texto y audio de las palabras del Papa Francisco antes de la Oración Mariana del Ángelus dominical:
Queridos hermanos y hermanas,
Al final de esta celebración, elevamos a Dios la alabanza y el agradecimiento por el don que el Año Santo de la Misericordia ha sido para la Iglesia y para tantas personas de buena voluntad. Saludo con deferencia al Presidente de la República Italiana y a las delegaciones oficiales presentes. Expreso profundo reconocimiento a los líderes del Gobierno italiano y de las otras instituciones, por su cooperación y compromiso dispensado. Un caluroso agradecimiento a las Fuerzas del Orden, a los operadores de los centros de acogida, información, profesionales de salud y a los voluntarios de todas las edades y procedencias. Agradezco en modo particular al Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, y a quienes han cooperado en sus diversas articulaciones.
Un recuerdo agradecido va a quienes han contribuido espiritualmente a la realización del Jubileo: pienso en muchas personas ancianas y enfermas, que rezaron sin cesar, incluso ofreciendo sus sufrimientos por el Jubileo. En especial me gustaría dar las gracias a las monjas de clausura, en la vigilia del Día Pro Orantibus que se celebra mañana.
Invito a todos a tener un recuerdo especial para estas hermanas nuestras que se dedican totalmente a la oración y que necesitan solidaridad espiritual y material.
Ayer, en Avignon, Francia, fue beatificado el Padre Maria Eugenio del Niño Jesús, de la Orden de los Carmelitas Descalzos, fundador del Instituto secular “Nuestra Señora de la Vida”, hombre de Dios, atento a las necesidades espirituales y materiales del prójimo. Que su ejemplo y su intercesión sostengan nuestro camino de fe.
Deseo saludar cordialmente a todos ustedes que han venido desde diferentes países para el cierre de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro. Que la Virgen María nos ayude a todos a conservar en el corazón y a hacer fructíferos los dones espirituales del Jubileo de la Misericordia.
(Griselda Mutual – Radio Vaticano)

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