Al camino de Santiago con la mirada puesta en Río, por Amadeo Rodríguez Magro, obispo de Plasencia
Más de ochenta jóvenes cristianos de la Diócesis de Plasencia, entre familias y chicos y chicas mayores de 18 años, acaban de ponerse en marcha hacia Santiago de Compostela, del 21 al 28 de julio, con la mirada puesta en Río de Janeiro, donde el Santo Padre Francisco se reúne con la juventud del mundo en las JMJ. Las razones para no poder estar entre ellos son evidentes. Seguramente las próximas serán más cerca y podremos participar.
Pero no queremos perdernos el “tirón” espiritual que supone un acontecimiento tan importante para la juventud católica y nos sumamos desde un lugar más cercano, pero siempre con una fuerza especial para todos aquellos que se ponen en camino. Otros jóvenes, estos menores de 18 años, ya lo han hecho en Cantabria, finalizando su estancia en Covadonga a los pies de la Virgen.
Además de los jóvenes, estaremos con ellos el equipo de Pastoral Juvenil, consagradas, monitores seglares, algunos sacerdotes, y yo mismo procuraré caminar también físicamente al menos alguna parte de su itinerario, pero no faltaré a la cita de su camino espiritual. Iremos todos por la senda de Emaús, conscientes de que en ese camino se encuentra al Señor. Cada paso nos evocará el itinerario que hicieron aquellos dos emblemáticos discípulos, a los que tanto se parecen muchos jóvenes que andan entre el encanto y el desencanto ante Cristo y su Iglesia y también necesitan un encuentro personal con Jesús que les cambie la vida.
Como los de Emaús, nos ponemos en camino porque sólo así puede haber sorpresas en la vida (PEREGRINAR). Y estaremos abiertos a todo lo que pueda suceder, sin temor a la aventura de ahondar dentro de nosotros, conscientes de que ya ahí se encuentre El que estábamos buscando (FE). Por su parte, no nos fallará, como tampoco le falló a los dos discípulos: “Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos” (ES EL ENCUENTRO CON CRISTO EL CENTRO DE NUESTRA FE). Y habrá un encuentro especial con el Señor que no ha muerto sino que vive, y todo sucede al partir el pan (EUCARISTÍA).
En este encuentro con Cristo Vivo recuperaremos fuerzas para el camino de la vida, en el que no falta la cruz, las dificultades y hasta los pecados (CRUZ, PECADO Y MISERICORDIA). Ese camino que hacemos en el mundo, pero fortalecidos por la comunión que vivimos en la Iglesia y por la gracia que en ella se nos da en los Sacramentos (IGLESIA). Y esperamos volver al camino ordinario de la vida con la fuerza suficiente para contar la alegría de esta experiencia de caminantes que se encuentran en persona con el Señor (TESTIMONIO).
Mientras tanto, nuestra mirada no se apartará de Río de Janeiro, de cuyo aliento queremos participar, y estaremos muy atentos a todo lo que allí suceda y, sobre todo, a las palabras del Papa Francisco que con toda seguridad nos van a marcar con una fuerza especial el itinerario de fe que estamos haciendo. De hecho nuestro camino está muy atento al lema de las JMJ de Río: “Id y haced discípulos a todas las naciones” (Mt 28,19). Es así como se quiere situar a los jóvenes en la órbita de la vida de la Iglesia en su inquietud más fundamental, la de evangelizar. Con este lema se hace una llamada a los jóvenes católicos del mundo entero a situar su vida con valentía, audacia, santidad y una total y exclusiva confianza en el Señor en el mandato misionero de Jesucristo.
Desde las mismas palabras del Señor Resucitado a sus discípulos se anima a los jóvenes a que sean misioneros cada uno en su situación, que en muchas ocasiones es de conflicto, de rechazo, de apatía, de negación de la verdad e incluso de persecución.
Ese mandato que se escuchará en Río y nosotros lo escucharemos en Santiago, nos recuerda a todos que la Iglesia nos envía a todos a renovar en Cristo, en su vida, en su amor, en sus preferencias por los pobres, el corazón del mundo, para que sea más de Dios y, por tanto, más habitable para todos los seres humanos, porque Dios no es rival del hombre, sino que es riqueza ilimitada para sus vidas. En nuestra experiencia caminante y en la de Río no faltará la Virgen, que como testigo de la fe nos irá marcando el camino y nos señalará maternalmente cómo, dónde y en quienes encontrar a su Hijo Jesucristo.
Os invito a todos a acompañarnos, haciendo el itinerario que os he descrito y cuyo contenido para cada día va en mayúscula. Y de un modo especial os animo a entrar en el lema de las JMJ de Río de Janeiro.
+ Amadeo Rodríguez Magro
Obispo de Plasencia

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