«A través de lo que hace la Iglesia, tenemos que mostrar lo que somos: que se vislumbre la dimensión nuclear de nuestra existencia, que es el amor, que en nuestro amar se exprese la vocación a la que tratamos de responder». Así comenzó la intervención de Luis Argüello, secretario general de la Conferencia Episcopal, en el coloquio que mantuvo con José Luis Restán, director editorial de la cadena Cope, el pasado sábado 5 de octubre en el marco de EncuentroMadrid.
«Ahora vivimos atenazados en una dialéctica entre contrarios. Ya no predomina la posibilidad de un encuentro entre diversos», expresó Restán que lazó la pregunta al secretario de la CEE: «¿Cómo debe moverse la Iglesia en un contexto así?». El obispo auxiliar de Valladolid analizó la situación a la que calificó de «crítica»: «Nos toca evangelizar a generaciones que han nacido y crecido como si Dios no existiera, por lo tanto, la forma de ofrecer al Señor tiene que venir coloreada por el predominio de la gracia en nuestra vida».
La Iglesia, prosiguió Argüello, no puede reducirse a una institución que dice «no», aunque haya «cuestiones intolerables contra las que hay que alzar la voz»: «Estamos llamados a ayudar a que despierte en el corazón humano la nostalgia de la dignidad para desde ahí poder hacer un camino en el que se afirme en el momento inicial de la vida, en el momento final y en el tramo entero de la existencia humana». «Los creyentes tenemos que enarbolar las banderas de la razón como medio de encontrar la verdad y de la libertad. La verdad, la dignidad, la conciencia y libertad y el sentido del tiempo son lugares privilegiados para el diálogo con los contemporáneos. Porque en el corazón de incluso aquellos que están en el lado contrario a la experiencia cristiana hay una nostalgia de verdad, de dignidad, de libertad y de plenitud».
En otro orden de asuntos, José Luis Restán quiso abordar algunos temas de actualidad como «la pérdida de significado de la diferencia sexual». A este respecto, Argüello fue claro: «se trata de un tema nuclear para la Iglesia en el que tiene que primar el principio de no discriminación, pero sin dejarnos llevar por las emociones y los sentimiento. Por la puerta de la no discriminación se realizan propuestas que, por no discriminar, discriminan hasta el sentido común. Para que una persona, al ser educada, crezca en lo que significa la libertad, hacen falta un padre y una madre. La eliminación de uno de los dos supone la eliminación de la diferencia, que pone en juego la libertad». Así mismo, el portavoz de los obispos señaló que «el significado de la diferencia sexual, que responde a la experiencia humana de nuestra propia corporalidad y de la condición sexuada de todas nuestras células, es clave para entender la comunicación entre las personas, el amor entre ellas y también para la procreación y el sentido pleno de la sexualidad, especialmente importante en una época de invierno demográfico y envejecimiento de la población».
Interrumpido a menudo por los aplausos del público, Restán quiso que el obispo diera algunas pinceladas sobre su visión, y la de la Iglesia, sobre la situación política actual ante las nuevas lecciones generales del próximo mes de noviembre. Aludiendo a lo que ya escribió en la revista ECCLESIA, volvió a subrayar que «para propiciar la cultura del encuentro, hay que escucharse: hagamos un esfuerzo de escucha y exijamos a nuestros políticos que lo hagan. Descubramos en qué estamos de acuerdo y en qué no, argumentemos racionalmente y veamos qué camino podemos compartir».
Por último, el coloquio llegó a su fin con una reflexión del periodista: «Parece que sobre el terreno de la fe sencilla, compartida, vivida, celebrada y ofrecida que supone el tejido de la comunidad cristiana despuntan polémicas desabridas que producen desasosiego, y que aunque implican a algunas élites, tocan al pueblo sencillo. ¿Cómo podemos vivir esta situación?». Argüello respondió: «Hay tensiones, siempre las ha habido en la Iglesia. El diálogo entre novedad y fidelidad es permanente, pero hoy vivimos un cambio de época» que, según el obispo, está acrecentado por algo que destaca el Papa Francisco: «Los debates morales y moralistas, si no aparece la gracia, son estériles. Porque la moral se sustenta en una antropología, y la antropología se sustenta en la cristología, porque Cristo es quién desvela nuestro rostro, quien nos dice quiénes somos». En este sentido, quiso apuntar que ante el Sínodo de la Amazonía que comienza este domingo 6 de octubre y «titulares que lo reducen a los “viri probati”, argumentó que que «en este tiempo misionero hace falta más que nunca recordar puntos clave como la comprensión del ministerio célibe para vivir la itinerancia, para salir a los caminos y tener todo el foco puesto en ser familia de familias y vivir la esponsalidad del pastor». «No vivimos un tiempo cíclico en el que combatimos por espacios, sino un tiempo de esperanza, en el que nos acompañamos. Y el Domingo ha comenzado en esta hora, la Pascua está aquí y el octavo día se nos regala».
