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Mártires del Señor. Música: «Por los caminos sedientos de luz» (El Viñador), de C. Gabaráin

Mártires del Señor. Música: «Por los caminos sedientos de luz» (El Viñador), de C. Gabaráin

El 6 de noviembre se celebra en España la memoria litúrgica de sus mártires del siglo XX.

Texto recopilado por fray Gregorio Cortázar Vinuesa

  1. Cual Pablo puedo_y decir debo yo: / «Dios me_amó_y se_entregó_en cruz por mí». / Por este_ejemplo_y sostén de_este_amor / dieron, Cristo, su sangre por ti. / Siglo tras siglo_hay más testimoniar / con la fe_y con la sangre_a ti, Dios: / que_es, oh Jesús, tu realeza_eternal, / que_es vivir el morir por tu_amor.

 

Dios es tu_Amigo, / el Viñador, / el que te cuida / de sol a sol. // Dios es tu_Amigo, / el Viñador, / el que te pide / frutos de_amor.

O bien:

Cristo_y María, / gloria_es de vos / todo martirio, / oh qué gran don. // Cristo_y María, / gloria_es de vos / todo martirio, / oh qué gran don.

 

  1. Toda_alegría con su_Hijo gozó / la que_es Madre del santo gozar; / a_ella los ojos todo_hijo_elevó / cual la causa de dicha_eternal. / Tras de_ella,_el gozo mostrose sin par / donde_a Cristo_en la cruz se_abrazó. / ¡Mártires todos, os lo_hizo_anhelar / en la prueba su_Espíritu_Amor!

 

  1. Si_a Cristo_amasteis y disteis por él / y su_Iglesia_en martirio_el vivir, / sois luz y_aliento_en el arduo correr / a ser santos, a Dios fiel servir. / Y si,_a su_ejemplo, sembrasteis perdón, / nos impulsa continuo_a lograr / triunfe la misericordia,_el amor, / vivan unos con otros en paz.

 

 

NOTAS

Pablo VI, Homilía 13-6-1974 (it): «”Él me amó”, escribe san Pablo, y cada uno de nosotros puede y debe repetir para sí: “Él me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Ga 2, 20)».

Pablo VI, Exhortación apostólica Gaudete in Domino 9-5-1975, IV (es en it lt): «En su cercanía a Cristo, María recapitula en sí todas las alegrías, vive la perfecta alegría prometida a la Iglesia: “Mater plena sanctae laetitiae” y, con toda razón, sus hijos de la tierra, volviendo los ojos hacia la Madre de la esperanza y Madre de la gracia, la invocan como causa de su alegría: “Causa nostrae laetitiae“. Después de María, la expresión de la alegría más pura y ardiente la encontramos allí donde la Cruz de Jesús es abrazada con el más fiel amor, en los mártires, a quienes el Espíritu Santo inspira, en el momento crucial de la prueba, una espera apasionada de la venida del Esposo».

Benedicto XVI, Ángelus en la fiesta de San Esteban 26-12-2005 (de hr es fr en it pt): «Sobre el pesebre de Belén se cierne ya la sombra de la cruz. La anuncian la pobreza del establo donde el Niño da vagidos, la profecía de Simeón sobre el signo de contradicción y sobre la espada destinada a traspasar el alma de la Virgen, y la persecución de Herodes, que hará necesaria la huida a Egipto. No debe asombrar que un día este Niño, ya adulto, pida a sus discípulos que lo sigan por el camino de la cruz con total confianza y fidelidad.

Atraídos por su ejemplo y sostenidos por su amor, muchos cristianos, ya en los orígenes de la Iglesia, testimoniaron su fe con el derramamiento de su sangre. Tras los primeros mártires han seguido otros a lo largo de los siglos hasta nuestros días.

¡Cómo no reconocer que también en nuestro tiempo, en varias partes del mundo, profesar la fe cristiana exige el heroísmo de los mártires! ¡Cómo no decir, además, que por doquier, incluso donde no hay persecución, para vivir con coherencia el Evangelio hace falta pagar un alto precio!».

Benedicto XVI, Ángelus, 28-10-2007, palabras en español (de es fr it): «Saludo con afecto a los fieles de lengua española. En particular, saludo a mis Hermanos Obispos de España, a los sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas y fieles que habéis tenido el gozo de participar en la beatificación de un numeroso grupo de mártires del pasado siglo en vuestra Nación, así como a los que siguen esta oración mariana a través de la radio y la televisión.

Damos gracias a Dios por el gran don de estos testigos heroicos de la fe que, movidos exclusivamente por su amor a Cristo, pagaron con su sangre su fidelidad a él y a su Iglesia.

Con su testimonio iluminan nuestro camino espiritual hacia la santidad, y nos alientan a entregar nuestras vidas como ofrenda de amor a Dios y a los hermanos. Al mismo tiempo, con sus palabras y gestos de perdón hacia sus perseguidores, nos impulsan a trabajar incansablemente por la misericordia, la reconciliación y la convivencia pacífica.

Os invito de corazón a fortalecer cada día más la comunión eclesial, a ser testigos fieles del Evangelio en el mundo, sintiendo la dicha de ser miembros vivos de la Iglesia, verdadera esposa de Cristo. Pidamos a los nuevos Beatos, por medio de la Virgen María, Reina de los Mártires, que intercedan por la Iglesia en España y en el mundo; que la fecundidad de su martirio produzca abundantes frutos de vida cristiana en los fieles y en las familias; que su sangre derramada sea semilla de santas y numerosas vocaciones sacerdotales, religiosas y misioneras. ¡Que Dios os bendiga!».

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