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Católicos y científicos: Juan Vilanova Piera, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC

Católicos y científicos: Juan Vilanova Piera, por Alfonso V. Carrascosa, científico del CSIC

Estamos en ECCLESIA haciendo memoria original sobre los científicos que tuvieron que ver con la introducción de la teoría de la evolución de Darwin en España, poniendo de manifiesto que en una buena parte de los casos eran católicos practicantes.

Uno de ellos es Juan Vilanova Piera (1821-1893), que desarrolló su actividad en los ámbitos de la paleontología, geología y prehistoria, y fue Catedrático de Geología y Paleontología de la Universidad Central de Madrid.

También contribuyó al desarrollo de la cristalografía por su actividad en recogida de minerales, que terminaron engrosando las colecciones del Museo Nacional de Ciencias Naturales, algo a destacar en este Año Internacional de la Cristalografía 2014.

Aunque parece el abuelo de Heidi, formó nada menos que a Telesforo Aranzadi, fundador de la Escuela de Antropología de Barcelona, que desarrolló su actividad por científicos católicos fundamentalmente. Él separó la especialidad de geología de la Paleontología en la cátedra, quedándose en la segunda hasta que se jubiló.

Vivió varios años en París, desde donde viajó por Europa colectando minerales y fósiles. Participó en la Comisión del Mapa Geológico y en la Junta Nacional de Estadística. En 1878 fue presidente de la Real Sociedad Española de Historia Natural y académico de la Real de Exactas, Físicas y Naturales desde 1874.

Además de describir los primeros hallazgos de dinosaurios en España –Iguanodón de Utrillas, Teruel y Morella- defendió contra viento y marea la autenticidad de las Cuevas de Altamira, tan presentes en la actualidad. Descubrió los yacimientos de Parpalló y Cova Negra. Propagó las teorías evolucionistas, pero sin negar para nada la fe católica, con una clarividencia comprobable en frases como la siguiente:

«Conviene tener presente que Moisés no se propuso dar en el Génesis un tratado de Geología ni de ninguna otra ciencia, sino más bien hacer comprender a los hebreos la grandeza y omnipotencia del Dios Creador, y evitar de esta manera que cayesen en la idolatría; lo cual era más fácil de conseguir, diciendo que a la sola palabra de Dios “Fiat lux”, “apareció la luz”, que si les hubiera dado un tratado de Óptica.»

Obras suyas son “Origen, Naturaleza y Antigüedad del hombre “ (1872), y la que coordinó “La Creación. Historia Natural”, publicada entre 1872 y 1876, y en cuyo extenso prólogo expone la teoría de Charles Darwin años antes de la publicación en España de “El origen de las especies.

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